Tarde o temprano el ángel del resentimiento comunista, del holocausto empresarial y responsable de instaurar una de las políticas de pobreza jamás vista en país petrolero alguno, caería en desgracia.
No cabe duda que Giordani es la pieza fundamental del modelo económico castrador que permitió a Chávez construir su inigualable manto de poder desde la corrupción de sus colaboradores, la destrucción del aparato productivo nacional, la arrogancia de un sistema clientelar inviable y la ruina de miles de emprendedores que vieron perder sus sueños y proyectos y ver fragmentadas sus familias, ante el inmenso colapso económico en que devino la alucinación febril de este ingeniero que viene dando tumbos desde el monte Olimpo con una carta desgraciada.
El nuevo “traidor” del proyecto socialista es hijo de un italiano comunista de la brigada Garibaldi que peleó en la guerra civil española para luego huir con su familia al Caribe. En honor a su padre formó el grupo “Garibaldi”, junto a un equipo de profesores comunistas de la UCV entre ellos Héctor Navarro, Héctor Ciavaldini y Mari Pili Hernández, con el que emprendió una feroz cruzada que expropió fincas y empresas, instauró un inhumano control cambiario para controlar y cercar a todo un país, construyó con dineros del Estado una nueva clase pudiente carente de toda ética que se apropió tanto del mercado de divisas como de importaciones gracias a un control de cambio revanchista y retrechero, persiguió empresarios, profesores, profesionales, estudiantes y todo lo que oliera a disidencia, destruyó y compró medios para instaurar una hegemonía comunicacional que obligara a la censura, e ideó su máxima de sobrevivencia para 400 años de chavismo: “El piso político de la revolución nos lo da la gente pobre, por eso los pobres tendrán que seguir siendo pobres, los necesitamos así”.
Es el cerebro ejecutor de las últimas cinco devaluaciones del bolívar, entre ellas la nefasta política monetaria de quitarle 3 ceros a la moneda por un “asunto psicológico” que permitiría subir la “autoestima” de los venezolanos, como lo evangelizó por todo el país desde sus 8 meses como ministro de finanzas su adlater de turno, Rodrigo Cabezas.
Como bien lo señalara por el circuito Éxitos en Maracaibo el analista Kaled Yorde, con el tema de Giordani “estamos ante la conclusión definitiva de que el comunismo fracasó de forma rotunda en Venezuela, hipotecando la Patria por 30 años con China por la venta obligatoria de petróleo a 40 dólares el barril, cuando los chinos lo revenden y se abonan ellos mismos la deuda”.
Este modelo económico de Chávez generó una inflación que supera el 60% solo en el último año, el control cambiario viene de fracaso en fracaso como lo reveló Maduro al referirse al Sicad 2, los alimentos registraron un alza del 76% mientras la escasez se ubica en 70 %, el sistema recrimina a los estudiantes que realizan estudios fuera del país pero se lo da a manos llenos a los “colaboracionistas” con empresas de maletín que ya dilapidaron casi 25 mil millones de dólares.
En su carta Giordani reveló que el propio Chávez mandó a “raspar la olla” de lo que quedaba en el erario público al malversar 236.582.608,57 bolívares en beneficio de su última campaña a la reelección. Todo esto indica que había conocimiento del tsunami financiero y profunda recesión que se nos venía encima, aunque nunca revelaron la “verdadera” situación de las arcas nacionales.
El “mea culpa” de Giordani publicado por los portales Aporrea y Rebelión, no muestra en ningún momento ni un ápice de remordimiento por parte del profesor de la UCV por lo dilapidado, ni siquiera por la entrega de las reservas de oro al gobierno de Fidel, ni por las 490 mil empresas que fueron obligadas a cerrar, ni las casi 200 mil nuevas familias hundidas en la pobreza extrema, ni por la responsabilidad en el fracaso en el que estamos inmersos.
Su carta solo revela odio y soberbia, bien sea porque jamás se le entregaron los manejos de Cadivi y quién sabe cuántas mil millonarias comisiones o nuevos controles.
Giordani es prácticamente el arquitecto en jefe de este desastre, sin desmeritar a Chávez como líder fundamental que le dio el garrote a costa de las grandes cantidades de adulación que requería, y a Maduro que se lo quita de encima ya tarde cuando prácticamente el daño está hecho, ahora que no queda mayor cosa que culparse los unos con los otros y librar una ardiente lucha roja intestinal, para preservarse a toda costa con lo que queda de un poder de Estado convertido en mero botín a repartir.
Giordani busca absolverse de los grandes daños que causó después de tanto tiempo usando el látigo y se esconde en la frase atribuida a Saramago: “mientras más viejo más libre, mientras más libre más radical”, pero se le olvida otra más usada por tantos anónimos castigados en horas aciagas: “verdugo no pide clemencia”.
@damasojimenez