La reina Isabel II de Inglaterra sustituirá el tradicional champagne por whisky para bautizar el viernes en Escocia el nuevo portaaviones de la marina británica, que llevará su nombre.
El “HMS Queen Elizabeth” será bautizado en Rosyth, en el sur de Escocia, aunque no estará operativo hasta 2020.
“Trabajadores de todo el Reino Unido han ayudado a la construcción del barco, pero como se celebrará en Escocia, es adecuado bautizarlo con whisky, el ‘agua de la vida'”, explicó el gobierno en un comunicado.
La botella de whisky elegida para quebrarse contra el casco del barco es un puro de malta de la destilería Bowmore, de Islay, una de las islas Hébridas, al oeste de Escocia.
Esta destilería, fundada en 1779, fue la primera que visitó la reina, en agosto de 1980.
En plena campaña para el referéndum de independencia de Escocia, que tendrá lugar el 18 de setiembre, el gobierno británico ha multiplicado los mensajes y guiños a los escoceses para que se queden.
“El barco, el mayor que ha tenido la Royal Navy, es una muestra de lo mejor del Reino Unido con la contribución de todos los trabajadores de la Unión”, explicó el ministro de Defensa, Philip Hammond, en el comunicado.
El “HMS Queen Elizabeth” será un buque de 55.000 toneladas que subsanará una significativa carencia de la Royal Navy, que en estos momentos no dispone de ningún portaviones.
La tradición de bautizar los barcos con champagne no es tan remota, de hecho en la época del Almirante Horacio Nelson (1758-1805) la Royal Navy elegía brandy o vino de Madeira, y para los submarinos usa normalmente cerveza.
Sin embargo, es sólo la segunda vez que la Marina Real usa whisky. La primera fue en 1996, con la fragata “HMS Sutherland”, un barco con tantas conexiones con Escocia -su nombre es un homenaje a un duque escocés- que la elección se vio como normal. AFP