No prestar atención a las señales en las rutas habituales:
“¿Cómo he llegado hasta aquí?”. Esto es algo que se preguntan muchos conductores cuando realizan cada día la misma ruta. La rutina hace que se pierda la atención. Por ejemplo, en esos itinerarios, no se suele prestar atención a las señales. Esto supone un peligro, puesto que significa una falta de atención en la conducción, con lo que ello implica. Que.es
Manipular el GPS:
Todos sabemos de la prohibición de fumar en el vehículo, de manipular el GPS o el móvil. Sin embargo, cada día vemos personas que lo hacen. Incluso, hablar con el manos libres puede acarrear un despiste. Prueba de ello es que, instintivamente, todos “bajamos” el volumen de la radio cuando buscamos una calle, dirección, o simplemente aparcamiento.
Recortar las curvas:
Recortar las curvas con la excusa de que así el acompañante se marea menos. Nada más lejos de la realidad. En este sentido, hay un modo práctico de comprobar que realmente se conduce suave. Sería imaginarse que se tiene un vaso de agua lleno en el salpicadero. Si se consigue llegar a destino sin derramar agua, se está más cerca de lograr el objetivo de evitar mareos que “recortando curvas”. Además evitarás sorpresas indeseables con el resto de los usuarios de la vía.
Confiar la distancia de frenado a nuestra vista:
Son muchos los usuarios que se fían de su vista a la hora de mantener la distancia de frenado y que confían en la eficacia de sus frenos. Desgraciadamente hay varios parámetros más que influyen directamente en la detención del vehículo: el desgaste de los neumáticos, la eficacia de los amortiguadores, el estado de la calzada y sobre todo, el tiempo de reacción del conductor que, va a permitir que el vehículo recorra varios peligrosos y funestos metros más que el coche de delante, antes de que se pueda pisar y accionar el freno.
No revisar periódicamente los neumáticos:
Lamentablemente, un porcentaje muy elevado de conductores piensan erróneamente que si los testigos de desgaste del neumático no se hacen perceptibles (el dibujo es mayor que los 1,6 mm que marca la ley), los neumáticos no pierden prestaciones. Error y grave: para un viaje largo, mejor neumáticos nuevos o semi-nuevos, puesto que a lo largo de la ruta desgastaremos aún más.
Descuidar dónde se dejan los bultos:
En muchas ocasiones, pese a disponer de un amplio maletero, se acomodan cajas y paquetes en el asiento trasero y sobre la bandeja de la luna trasera. Esta común y habitual acción puede comprometer la seguridad ya que estos objetos pueden salir despedidos y golpear a los ocupantes al realizar una maniobra de frenado o en un repentino cambio de dirección.
El pie en el croche o embrague:
La costumbre de conducir con el pie sobre el embrague o con la mano sobre la palanca de cambios pueden producir un desgaste prematuro de algunos elementos de estos sistemas y cuya sustitución no es nada económica.
Conducir como en un rally:
Los volantazos y frenazos bruscos, lejos de evitar una situación de riesgo con pequeños objetos sobre la calzada, pueden producir una pérdida de control del coche e incluso salidas de calzada. Atención y velocidad adecuada evitan más accidentes que acciones bruscas sobre la inercia del vehículo.