El Gobierno no termina de tomar las medidas fiscales y monetarias, previas al proceso de convergencia cambiaria que se aproxima, según señaló, hace semanas, el vicepresidente del área económica, Rafael Ramírez; mientras tanto, los desequilibrios presentes en la economía se agudiza, advierten los expertos, publica Panorama.
Aún están pendientes, por el lado monetario: la unificación de los fondos en divisas y posterior traslado a las reservas internacionales (para su fortalecimiento), mientras que no se conoce ningún detalle de la llamada “revolución fiscal”, que pretende reducir los niveles de déficit que tiene el Ejecutivo.
La firma Arca Análisis Económico, especializada en instrumentos de inversión, publicó recientemente un informe en el que señala que “la falta de noticias ha sido paradójicamente la gran noticia que Venezuela ha aportado al mercado internacional de renta fija denominada en dólares”.
Se espera que la reprogramación de la reunión en Nueva York, el próximo 30 de julio, entre el ministro Ramírez y un grupo de inversionista arroje nuevas noticias e impacte positivamente en las variables externas, como el riesgo país.
La firma estima que luego del 15 de agosto próximo, el presidente Nicolás Maduro aporte detalles sobre lo que será el anunciado ajuste fiscal, así como la consolidación en el BCV “de los activos financieros en dólares que hoy se encuentran en varios fondos”.
Asimismo, también se espera más información sobre la convergencia cambiaria.
A la espera de las decisiones, la oferta del Sicad, en cualquiera de sus subastas sigue bajando, ya va en promedio de 38 millones de dólares diarios, la productividad nacional está en picada, las importaciones no son suficientes para satisfacer la demanda de finales de año, la economía muestra signos de fragilidad y la inflación golpea el bolsillo de los venezolanos, hasta mayo se situaba en 23%.
El economista y exministro de Industrias, Víctor Álvarez, asegura que se debe “crear un ambiente propicio a la reactivación e inversión productivas pasa por adecuar el marco regulatorio e institucional en materia cambiaria, a fin de asegurar un acceso ágil y oportuno a las divisas que requiere el aparato productivo para poder conjurar la actual amenaza de estancamiento e inflación”.
El experto destaca los factores que presionan el mercado cambiario —en un contexto de abundante liquidez pero tasas de interés por debajo de la inflación—, “los agentes económicos prefieren protegerse comprando divisas, lo que genera fuerte demanda de dólares escasos, que amplía la descomunal brecha entre el oficial y el paralelo”, que alcanzó el 18 de julio los Bs/$ 82,83.
En este sentido, el economista Alejandro Grisanti, insiste en que se debe abrir la oferta de divisas para mantener a raya al dólar no oficial, lo que le beneficiará al Gobierno a la hora de lanzar el nuevo esquema cambiario.
Álvarez ratifica la tesis al asegurar que “con la unificación cambiaria, el dólar negro caería, como ocurrió cuando se reformó la Ley de Ilícitos Cambiarios y se activó el Sicad II”. Y recuerda que para entonces, el “paralelo” cayó de casi Bs/$ 100 a menos de Bs/$ 70.
Otras acciones también son necesarias. El director del Banco Central de Venezuela (BCV), Franklin Méndez, escribió que es “fundamental” que se estructure y se firme el Acuerdo Anual de Políticas, entre el Ejecutivo y el BCV.
Méndez considera que el acuerdo debería incluir el equilibrio fiscal en el mediano plazo, que estabilice el presupuesto de inversión y gastos a los ingresos fiscales petroleros y no petroleros. “Debemos arroparnos hasta donde nos alcance la cobija”, sostuvo.
El director estima que de aquí al 2018, el país debe “elevar la recaudación fiscal no petrolera de 12 a 18 puntos del Producto Interno Bruto (PIB)”, donde cada punto son $3.800 millones.
El venidero ajuste también necesita medidas sociales compensatorias, así lo considera el economista Oscar Morales, quien cree que “es inminente el plan de ajuste, pero también es indiscutible un programa de indemnización que minimice el menoscabo económico que estas medidas generarán”.
Para “enmendar la distorsión resultante de la “pérdida de empleo, lesión al poder adquisitivo, deterioro de la calidad de vida”, que provocaría un plan de estabilización, y que afectará , especialmente, a los estratos sociales más bajos, el experto afirma que “se deben diseñar medidas que conviertan los forzosos costos sociales en transitorios y soportables y no en costos perennes e intolerables”.