Nuestra realidad podría estar construida, en buena medida, bajo una estructura semántica. Y en caso de que esta premisa sea cierta, la metáfora aparece como materia prima fundamental de este proceso de meta-ingeniería.
Tal vez por eso algunos de los mejores recursos expresivos radican en la capacidad de “metaforizar”, y entretejer analogías. Un buen ejemplo de esto queda en evidencia con un extravagante recurso de marketing que se ha implementado en China para vender duraznos: simular que son nalgas de mujer y venderlos ataviados con ropa interior femenina.
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