Los servicios sociales tailandeses y la policía, alertados por los vecinos, entraron el martes en un inmueble en el este de la capital, donde descubrieron a nueve bebés, a sus nueve cuidadoras y a una mujer embarazada, que confesó ser una madre de alquiler, según la policía.
“Tenemos que probar científicamente mediante análisis de ADN quiénes son los padres y cómo nacieron, de manera natural o mediante un vientre de alquiler”, declaró el jueves el subjefe de la policía nacional, el general Aek Angsananont.
Los resultados podrían conocerse dentro de varias semanas.
Si nacieron de madres de alquiler, habrá que determinar si cumplieron con la legislación vigente, añadió el responsable policial, y explicó que por el momento no hay ninguna acusación.
Los menores tendrían entre dos semanas de vida y dos años, según el centro de acogida donde se encuentran ahora.
Las autoridades han reforzado la vigilancia tras un caso que suscitó una ola de indignación internacional, cuando una madre de alquiler tailandesa denunció que una pareja australiana para quien gestaba gemelos decidió abandonar a uno de ellos porque padecía síndrome de Down.
Según los australianos, los médicos les aseguraron que el bebé, nacido en diciembre, padecía un anomalía cardíaca y solo viviría un día.
Numerosas parejas extranjeras viajan a Tailandia para utilizar los servicios de las clínicas de fecundación in vitro y de las madres subrogadas, aunque las autoridades insisten en que la gestación con un vientre de alquiler a cambio de dinero es ilegal.
AFP