Por distintos medios nos enteramos de la aterradora situación que soportan los venezolanos, y especialmente las personas de menores recursos económicos, en relación con la atención que en materia de salud reciben en todos los niveles de ese vital servicio.
Falta de medicamentos e insumos, para atender las necesidades hospitalarias más urgentes; agotamiento de la capacidad y deplorable estado de los centros de salud públicos; estrangulamiento económico de las clínicas por atraso en los pagos de pacientes y especialmente por las contrataciones del Estado; precaria formación de contingentes de personal médico y deficiente retribución salarial a los profesionales que prestan servicios en las instituciones públicas e inseguridad en las instalaciones de emergencia hospitalaria de todo el país, son las quejas planteadas por distintos sectores en relación con la crisis que se viene observando durante los últimos años y que, en el curso de esta semana, han brotado de manera alarmante.
Todo es verdaderamente preocupante, pero los comentarios del doctor López Loyo, nos ubicó ante una realidad que no puede calificarse como menos de aterradora: existe una confabulación para la muerte en el país.
Y nos recordó el doctor López Loyo una serie de situaciones que están a la vista de todos con solo seguir las informaciones que nos proporcionan los medios de comunicación colectivos, donde resalta el hecho de no existir por parte del Estado una verdadera intención de preservar la vida del venezolano.
Y si vamos a estadísticas reveladas durante estos días, cuando la preocupación en torno a esta problemática ha llegado a su clímax, nos encontramos con estimaciones como las denunciadas por gente vinculadas al quehacer médico asistencial, según las cuales existen en toda Venezuela alrededor de 50 mil pacientes en estado crítico (especialmente cancerosos e infartados cardíacos) haciendo colas en una espera sin fin, simplemente porque no existe capacidad hospitalaria para ser atendidos en el país.
Sin embargo, para la presunta defensora del pueblo, Gabriela Ramírez, haciendo uso de la retórica característica de toda la gente del régimen, ha llegado a expresar que considera “absolutamente desproporcionada”la declaración de emergencia humanitaria en el sector de la salud. Y también en pleno momento de este brote de denuncias que surge desde distintos ámbitos de la vida del país, el jefe del Estado, muy campantemente el Maduro, viaja a Cuba para analizar con Fidel la crisis de Gaza, cual funcionario de la ONU especialmente habilitado para buscarle solución a la situación planteada en ese lado del mundo.
Por eso damos la razón al patólogo, respecto a su diagnostico de la salud del país y el comportamiento del régimen y, simplemente, agregaríamos lo que cuadra con dicha actitud, como son, entre otras: la creciente mortandad que se evidencia en las morgues de todo el país con el ingreso de miles de víctimas de la violenciay el aumento de la malaria en todas sus expresiones, antiguas y nuevas; mientras que por otra parte, el Presidente anuncia la multimillonaria compra de nuevos armamentos para combatir a no se sabe quién, en contraste con la falta de divisas para la compra de medicinas e insumos para salvar la vida de toda una población sometida a un cuadro clínico de pronóstico reservado.
@JJMorenoA