La Refinería de Amuay, la mayor de Venezuela, procesa 448.000 de los 645.000 barriles de su capacidad diaria, una operatividad del 69,45 %, dijo la estatal Pdvsa al recordar que hace dos años el Centro de Refinación Paraguaná (CRP), donde se alza, “fue víctima de una criminal acción de sabotaje”.
El hecho causó 47 muertos y 135 heridos y se produjo en la zona de Amuay del CRP, en el noroeste del país, donde también se levantan las plantas de refino Cardón y Bajo Grande, que juntas tienen una capacidad de procesamiento promedio de 702.000 barriles diarios.
Los 448.00 barriles de Amuay “reflejan una refinería en marcha, operativa y eficiente” y todo el CRP exhibe una operatividad acorde a “las exigencias del mercado interno de combustible y continúa su desarrollo para impulsar la Revolución Bolivariana”, añadió el texto de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) publicado en su página web.
Un año después de la explosión y del incendio, el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, actualmente también vicepresidente para asuntos económicos, dijo que ello fue producto de un “sabotaje” dentro de la “guerra económica” que libra “la derecha irracional”.
“Esta guerra económica es vital para la derecha irracional que nos odia”, afirmó al revelar el 9 de septiembre pasado el informe del suceso registrado en Amuay el 26 de agosto de 2012.
Ese informe cifró las pérdidas materiales en 1.100 millones de dólares, incluido el costo de 3.400 viviendas construidas en áreas aledañas al CRP y que resultaron afectadas total o parcialmente.
El Gobierno identifica ese suceso como continuación del llamado “sabotaje petrolero” de 2002 y 2003, como denomina una huelga que buscó infructuosamente la renuncia del entonces presidente venezolano Hugo Chávez, fallecido en marzo de 2013.
Se trata, remató el ministro hace un año, de “un ataque combinado y permanente” que forma parte de una “guerra económica” en busca de acabar con la Revolución Bolivariana iniciada por Chávez y que ahora lidera su heredero político, Nicolás Maduro.
Maduro ha dicho que la que se conoce como la peor tragedia de la historia petrolera reciente venezolana fue obra de “un sabotaje de sectores desesperados” que así creyeron que ganarían las elecciones de octubre de 2012, en las que Chávez obtuvo una nueva reelección.
Dirigentes de partidos de la oposición venezolana rechazaron las acusaciones y publicaron también el año pasado otro informe que atribuyó el hecho a “negligencia gerencial” derivada de “falta de inversión y mantenimiento”. EFE