El Valle de la Muerte, ubicado en California, es probablemente uno de los terrenos más desconocidos e intrigantes de todo Estados Unidos. Por las altas temperaturas y la aridez de la zona, está apenas explorado y, como lo sugiere su nombre, es inhabitable. De hecho, se dice que es el lugar más caliente y más seco del mundo, reseña Infobae.
Pero lo más llamativo es que las rocas se mueven solas, dejando el rastro de su desplazamiento pero sin huellas de humanos o animales su alrededor. Por mucho tiempo, las “piedras vivientes” alimentaron todo tipo de especulaciones.
¿Hay vida extraterrestre allí?, ¿es un acto de brujería de personas que habitan en ese lugar para mantener alejados a los curiosos?, ¿es un espacio de energía extraña?
Un grupo de investigadores enfrentaron el clima hostil y se pusieron a indagar sobre lo que ocurría allí. Finalmente, según dicen, dieron con la clave y resolvieron el misterio.
Richard y James Norris colocaron rastreadores GPS a varias rocas al azar durante diciembre, el mes más frío y con un clima más tolerable, y luego observaron sus movimientos. La conclusión a la que arribaron puede ser un tanto decepcionante para quienes esperaban una explicación sobrenatural.
De acuerdo con ambos investigadores, las pocas lluvias que allí se registran dejan una ligera capa de agua sobre la playa llamada Racetrack, justamente por el rastro que dejan las “piedras vivientes”.
Esa capa de agua hace que se forme un lago superficial. Al anochecer, la temperatura se derrumba a bajo cero, lo que hace que el agua se congele y forme una delgada capa de hielo que atrapa las rocas.
Pero, al amanecer, el calor vuelve a dispararse y el hielo se derrite. En ese lapso, un poco de viento basta para que se trasladen fácilmente en el agua antes de que ésta se evapore. Los Norris vieron moverse así 60 rocas; y algunas de ellas llegaron a desplazarse hasta 224 metros.