Con el respeto que nos debe merecer la opinión de todos los venezolanos y de manera especial de este gran sector conformado por quienes enfrentamos a esta especie de pandilla política que hoy detenta el poder, debemos sumarnos a la posición del liderazgo que propone la salida sin atajos de la crisis, la cual no es otra en estos momentos que desplegar los mayores esfuerzos encaminados a prepararnos para participar con éxito en las próximas elecciones parlamentarias, con el propósito de rescatar todas las instituciones del Estado actualmente secuestradas, comenzando por la propia Asamblea Legislativa.
Entendemos muchos de los argumentos de quienes plantean la necesidad de adoptar vías más rápidas para alcanzar una salida inmediata de la situación que hoy afecta gravemente al país, como consecuencia de las políticas de un régimen que no respeta las garantías ciudadanas, malbarata el tesoro público y somete al pueblo a las más terribles carencias; y en eso estamos muy claro, pero también estamos conscientes de la maraña tejida por el régimen para asegurarse la drástica sumisión de los principales poderes originariamente destinados por la Constitución de la República a garantizar la pureza de los procesos que harían posible el funcionamiento de una democracias como la deseamos la mayoría de los venezolanos.
La experiencia nos enseña que la búsqueda de atajos solo ha traído desgracias a la población que ya no acepta un muerto más; mientras que, por otra parte, difícilmente podríamos participar en estos momentos en una alternativa legislativa, llámesele como se le llame, mientras el régimen mantenga el estricto control de ese poder que tiene hoy como escenario una Asamblea de la pobreza intelectual y moral que la representa. Y es por allí precisamente por donde estamos llamados a comenzar, por rescatar lo que podríamos considerar como la institución clave para continuar con el poder contralor, el judicial, el electoral y de allí al Ejecutivo.
Tenemos plena conciencia también en las dificultades que nos plantea un poder electoral secuestrado, de las jugarretas de las que se podrá valer el régimen, como ha sido su costumbre, para escamotear la voluntad de las mayorías; pero, para eso es que debemos prepararnos, para evitar las trampas rojas y se imponga de una vez por todas el deseo popular de una patria auténticamente democrática.
Nuestro voto una vez más es por la búsqueda de la unidad; hemos demostrado que pese a las miles de marramucias impuestas por quienes en estos largos años se han valido de la manipulación legal como forma de imponer su torcido “Estado de derecho”, solamente unidos podremos hacer valer el peso en un pueblo que clama por el retorno a la decencia en la conducción política del país.
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