Siempre dispuesto a la intriga José Vicente Rangel decidió recoger a su gallo muerto y entrevistarlo. Hace meses, cuando corrieron los primeros rumores de su salida, hizo lo propio y pudo detener la patada en el trasero. Ahora, la circunstancia es distinta. El hombre ya está fuera del control de la gallina de los huevos de oro y corren de nuevo los rumores de que será muy breve su estancia en la Casa Amarilla. No en vano Maduro habló de un segundo sacudón que descontroló sus efínteres.
Ramírez lució nervioso. Incómodo. Tartamudeando sus respuestas, sin poder ocultar el guayabo a pesar de la melindrosa entrevista. Era otro, pese a que el mañozo Rangel se la pudo fácil para resucitarlo. Le conviene mantenerlo en pie. Necesita una figura que le haga contrapeso a Maduro en el gobierno y no quiere correr el riesgo de una defenestración definitiva del antiguo hombre fuerte de PDVSA. Rangel vive de ese juego perverso alrededor del poder, requiere de piezas que mover a su antojo en el tejemaneje palaciego.
Es muy probable que en esa estrategia se inscriban las recientes y lapidarias declaraciones de Schemel a Wladimir Villegas: “Al gobierno de Maduro se le acabó el tiempo. Estamos en el umbral de la desesperanza”. Se especula mucho sobre la relación Schemel – Rangel. Piensa mal y acertarás.
Ahora bien, cómo evaluará Maduro ese empeño de Rangel de darle respiración boca a boca a Ramírez. Dejo al gusto del lector la respuesta y solo advierto que pronto veremos nuevos capítulos de esa telenovela de la lucha interna en el gobierno.