Después de 9 años y 299 días, es decir casi una década, Iván Simonovis pudo expresar: “¡Por fin, hija, aquí estoy!” al momento de entrar a su hogar. Luego de varios intentos fallidos para conseguir el arresto domiciliario es finalmente un hecho, pero lejos de ser una medida humanitaria, es una decisión política que no deja de significar un avance.
El pasado sábado mucha gente al despertar aún no conocía de la liberación de Simonovis. Es que no fue hasta la 1:20 a.m. que se emitió la orden, quizás buscando hacerla menos visible y por la misma razón fue imposible para los medios impresos reseñar la gran noticia, pero gracias a la influencia de las redes sociales no tardó mucho para que todo el país estuviera al tanto de lo que sucedía.
Sin duda, la liberación de Iván Simonovis debió haber sucedido hace mucho tiempo, dado su delicado estado de salud, pero el gobierno se negaba a otorgarle dicha medida por ser él mismo un preso político y como tal llegará a generar algún costo al régimen, ya que algunos de sus adeptos catalogan la medida como una traición al “proyecto revolucionario”.
Pero más allá de lo sucedido, la pregunta que muchos se hacen ¿Por qué ahora? ¿Cuál es el trasfondo? El régimen ha ido implementando medidas económicas de manera gradual y silenciosa para no generar un costo más alto dentro de su piso político que se va haciendo más pequeño a pasos agigantados. La liberación de Iván sin duda es una victoria para el cambio pero a través ella el régimen busca desviar la atención de las medidas económicas y de la crisis en materia de salud que se ha ido agudizando en todo el país.
Por otro lado, la crisis en materia de salud es bastante alarmante, el pasado lunes durante una rueda prensa con representación de diversas instituciones de la salud varios médicos dieron un balance con datos importantes entre los cuales quiero resaltar: 1) “Existen 291.676 casos de fiebre reportados de etiología a precisar”. 2) “No hay duda clínica, ni serológica: Estamos ante la presencia de una epidemia de chikungunya”. 3) “Estimación de infectados de 67.000 a 110.000 casos a nivel nacional”. 4) “Poder de penetración en la población se estima en 63%”. 5) “No hay transmisión de persona a persona”. 6) “La duración de esta epidemia en promedio: 9-13 meses”.
Ante esta crisis es nuestro deber hacer las denuncias formales sin caer en especulaciones, debemos exigir un cambio a la deplorable situación que atraviesa la salud en Venezuela, es que no solamente es la epidemia de chikungunya, también son los hospitales sin agua y sin insumos, la escasez de medicamentos y fármacos.
Muy importante recordar que el sol siempre vuelve a brillar, para muestra un botón, la liberación de Simonovis y con esto quiero reafirmar que a pesar de ser una decisión política del régimen sigue siendo una victoria para el cambio, una señal de que vamos avanzando hacia una Venezuela libre. Ante los problemas y los momentos difíciles, tolerancia, unión y mucha organización. ¡Seguimos hacia el cambio!
Aarón Andrés Rodríguez Moro – @RodriguezAaron