Trabajadores de Clorox Co. expresaron el sábado su sorpresa y preocupación por el cierre de las plantas de la compañía estadounidense, un día después de que las autoridades venezolanas ocuparon sus instalaciones invocando la defensa del empleo de cientos de empleados.
El cierre tomó de sorpresa a los más de 470 trabajadores locales de Clorox, quienes catalogaron de “inhumano” el modo abrupto en que fueron cerradas las plantas a las que les fue impedido el ingreso, según ellos, sin recibir razones.
Muchos de ellos esperan que el gobierno reactive en breve las operaciones en las instalaciones, tal como se informó oficialmente la noche del viernes.
El cierre “fue un abuso para nosotros los trabajadores que hemos dedicado tantos años de trabajo y de esfuerzo a esta corporación, y ellos, sin más ni más, decidieron cerrar sus puertas sin avisarnos, sin ninguna explicación”, dijo a The Associated Press Teira Cerrada, una empacadora de Clorox, cuya voz se quebró al hablar de su futuro en la empresa.
En su concepto, les anunciaron el cierre “simplemente a través… de una grabación. Ni siquiera una llamada en vivo, nos dijeron que prescindían de nuestros servicios y que a través de un ‘0800’ (servicio telefónico prepago) íbamos a tener más información de cómo iba a ser el proceso de pago”.
En tanto, Luis Piñanun, operador de una línea de fabricación de esponjas y que trabajó 12 años en la planta ubicada en el poblado de Santa Lucía, a unos 55 kilómetros al este de Caracas, comentó que “esto es inhumano. El lunes las instalaciones (estaban) cerradas”.
Piñanun recordó que Santa Lucía es una zona que no tiene mucho empleo. “El gobierno tiene un eslogan: ‘empresa cerrada, empresa tomada’… Esta es una empresa abandonada… (Funcionarios de) el gobierno se avocaron para acá…, nos van a dar todo el apoyo posible para arrancar esta empresa”.
La noche del viernes, al tiempo que el vicepresidente Jorge Arreaza decía que “nosotros vamos hacer un plan de reactivación de la fábrica”, el presidente Nicolás Maduro se comunicaba vía telefónica con los trabajadores.
“Cuenten con todo el apoyo, técnico, financiero, vamos a mantener esta empresa y si esta gente se fue” deberán someterse a las investigaciones que la Fiscalía deba abrir.
Para el gobernante, el objetivo es que “la empresa se mantenga abierta trabajando. Empresa que sea abandonada por los capitalistas… va a ser empresa que vamos a tomar para entregárselas a los trabajadores, para seguir produciendo por el país”.
En un comunicado fechado el viernes, Clorox dijo que el apoderamiento de sus plantas por parte del gobierno puede plantear riesgos de seguridad para los trabajadores y residentes cercanos.
El fabricante de productos de consumo ha subrayado que desde hace casi tres años su filial Corporación Clorox de Venezuela S.A. ha tenido que vender más de dos terceras partes de sus productos a precios congelados por el gobierno venezolano.
Durante ese mismo lapso, sin embargo, ha habido un fuerte aumento de la inflación, lo que resultó en que los costos para Clorox subieran significativamente.
Clorox —que en Estados Unidos fabrica los productos Pine-Sol, las bolsas, envolturas y recipientes Glad, y el carbón Kingsford— dijo que ahora está tratando de vender sus activos en Venezuela.
La economía venezolana se ha vuelto inestable desde la muerte el año pasado de Hugo Chávez, su presidente de mucho tiempo.
La inflación es rampante y los economistas han comenzado recientemente a hablar de la posibilidad de que el gobierno caiga en cesación de pagos. Maduro ha dicho a los acreedores extranjeros que su gobierno hará un pago de su deuda externa el mes próximo por 4.500 millones de dólares.
Opositores del gobierno y líderes empresariales sostienen que las confiscaciones y severos controles de precios y divisas impuestos por Chávez y continuados por Maduro, su heredero político, están ahogando a la economía y ahuyentando a los inversionistas.
La crisis venezolana está pasando factura a las corporaciones de Estados Unidos.
American Airlines y Delta Airlines están reduciendo los vuelos al país y otra empresa de productos de consumo, Procter & Gamble, rebajó su pronóstico de ganancias, citando las monedas fluctuantes de Venezuela y otros países en desarrollo.