Sin mucha bulla avanza la construcción de un sistema integral de transporte de pasajeros y carga que, de lograrse, se constituiría como una de las soluciones más novedosas dadas en el país a la movilización de pasajeros y que aprovecha un potencial no repetido en Venezuela: el Lago.
Dos y hasta tres horas esperan los pasajeros que se mueven entre Maracaibo y Los Puertos de Altagracia, en el municipio Miranda, porque solo opera una lancha. Es ésta la única ruta que se mantiene desde hace mucho tiempo y que el nuevo sistema planea consolidar mediante un convenio con la alcaldía altagraciana.
Pero no es la única. De la trascendencia de la iniciativa sabe Samir Puente, presidente de Bergantín, la empresa encargada de “proyectar una solución paralela: tanto en el rescate de muelles como en la fabricación de las naves”, dice desde el sur del Lago, donde la primera embarcación, “La Confianza”, atravesó el caño hasta el puerto La Maroma, en Santa Bárbara, y regresó a Maracaibo en la primera prueba.
Porque la idea fundamental de Bergantín es que la gente se mueva por el Lago, a las costas sur y oriental —como lo hacían las piraguas—, y a la costa occidental: El Moján, San Carlos, las islas de Toas y Zapara (ruta que ya opera a San Carlos), y San Francisco.
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