Si bien puede sonarle a muchos hombres como una bendición más que una maldición, Dale Decker afirma que sus 100 orgasmos diarios son un infierno que ha arruinado su vida.
El hombre de 37 años de edad, de Wisconsin, desarrolló el “síndrome de excitación genital persistente” en septiembre del 2012 después de lesionarse un disco en la espalda cuando se levantaba de una silla.
“Cambió completamente todo. Ya no puedo hacer nada, no puedo conseguir un trabajo. En América el 90 por ciento de los puestos de trabajo son en la industria de servicios y nadie más nunca me puso frente a sus clientes”.
La condición de Dale ha afectado no sólo a su capacidad de mantener un trabajo, sino también su vida familiar. Incluso tuvo un orgasmo durante el funeral de su propio padre.
Dale, que tiene dos hijos, se siente especialmente incómodo cuando sucede alrededor de los niños.
“Mis propios hijos ni siquiera sabían lo que la palabra orgasmo significaba hasta que algunos niños en la escuela vieron el video en YouTube. ¿Cómo se explica un orgasmo a un niño de 11 años de edad?”.
De acuerdo a la literatura médica, el trauma en los nervios pélvicos puede desencadenar hipersensibilidad en esta área.
La condición le ha dejado aislado y encerrado en su casa, por el temor de sufrir un orgasmo en público, con algunos, incluso, que le hacen caer al suelo.
“Existen diferentes intensidades. Los que me hacen caer al suelo siento como todos los músculos de mi cuerpo se ponen duros y se apoderan de mi”.
“Me duele y se siente bien al mismo tiempo. No quieres estar cerca de nadie y no quieres que nadie te vea.