Todo venezolano nacido en el Zulia ha viajado por la carretera Transversal del Caribe, obra de la democracia (comúnmente llamada Troncal del Caribe) o Ruta Nacional que hoy luce descuidada, llena de huecos y de excesivos controles de la GN y Policía, demorando el sencillo trayecto desde Maracaibo hasta una larga jornada de 6 horas o más, todo dependiendo de la discrecionalidad de los funcionarios quienes a cada kilómetro piden la cédula y algo mas “para los refrescos”. Los transeúntes pagan un precio muy alto en tiempo y dinero. Tras incrementarse las medidas para regular el contrabando de alimentos y combustible, la situación esta verdaderamente terrible en cuanto al tratamiento ciudadano, porque prácticamente a todos los viajeros se les da trato de contrabandista, de bachaquero.
Lo cierto es que en Mara, Padilla y La Guajira la basura es una de las más letales fuentes de contaminación del medio ambiente, niños abandonados explotados en el comercio ilegal e imperan todo tipo de abusos, atropellos ante la mirada cómplice del gobierno nacional. Hoy más que nunca la frontera esta desguarnecida porque no hay agua, los apagones eléctricos duran hasta 5 horas y dañan los pocos alimentos refrigerados. Por supuesto no hay gasolina, el hambre y la desesperanza se siente en la mirada de su gente.
Este socialismo que arruina y empuja cada día más venezolanos a la pobreza extrema hay que detenerlo democrática y electoralmente antes que acabe con esta región y Venezuela. Don Rómulo Gallego, escribiría de nuevo “Sobre la misma tierra, Parte dos” pero centrando su texto en el abuso, la miseria e irresponsabilidad gubernamental nacional.
Propongo que de una vez por todas, sin demagogia política, los gobiernos nacional, regional y municipal se avoquen al desarrollo sustentable de la Guajira, en cooperación con Colombia. Ahí esta la clave de la solución