Venezuela necesita un líder para rato, carismático, inteligente, de buen hablar y vestir, con carácter, que gobierne con inclusión y amplitud pero, sobre todo, un hombre honesto que conozca a Venezuela. Una persona de gran espiritualidad religiosa, que no busque ser líder mundial, sino líder de los venezolanos, trabajador, atlético, que le guste el fútbol, el béisbol, el domino. Que huela a pueblo y se sienta a gusto con la gente. Capaz de enfrentar a un gobierno desgastado por 15 años en el poder y en manos del peor de los sucesores del Presidente Hugo Chavez.
La inexistencia de un líder se refleja en la errada conducción del país y, por ello, propongo decretar “Día Nacional de la Corrupción” cuando llegue a puertos venezolanos el primer buque cargado de petróleo exportado desde Argelia, reflejo de una gran contradicción, ya que mientras le regalamos a los hermanitos Castro algo mas 100 mil barriles de petróleo diarios, nos vemos obligados a comprarle petróleo a otra nación. Vivimos una verdadera y espantosa crisis carcelaria, la mas alta inflación que todos los años rompe su propio record, desempleo, desabastecimiento, corrupción, crisis hospitalaria, universitaria, de los servicios públicos (apagones, no hay agua), devaluación del signo monetario, alto crecimiento de la pobreza extrema, aguda politiquería de la vida que ha generado fastidio y alto cansancio electoral al ciudadano. Además, padecemos de controles abusivos venidos de los Poderes Públicos Nacionales, violación a los derechos de la propiedad privada, irrespeto a la libertad de expresión, controles a medios de comunicación social e intervención de las redes sociales. En fin, una situación de imposición, autoritarismo.
Este líder que necesitamos con urgencia debe convertirse en un fenómeno político, en referencia para la nuevas generaciones, que convierta sus defectos en fortalezas y recorra a Venezuela sin mucha parafernalia, con buen humor, que marque el camino, porque hay un camino,
que enfrente la inseguridad desbordada a sangre y fuego, que nos garantice la vida. Del mismo modo, que presente una propuesta de vanguardia, de futuro, moderna que de esperanza a un electorado acorralado. Un líder capaz de enfrentar la maquinaria del PSUV y desarrolle un trabajo de alta conexión con millones de personas desilusionadas, este líder debe terminar con 14 años de desastre gubernamental en los barrios pobres y lograr imponer la idea de que con él hay futuro. Ese es el líder que todos hoy necesitamos.
En definitiva, una persona deseosa de gobernar para la gente y no para hacerse rico. Un servidor publico que hará cumplir la Ley igual para todos, que acabara con las fastidiosas cadenas de radio y televisión nacional buenas para nada, que dejara la regaladera a otros países, dispuesto a respetar a los barrios más pobres sus programas sociales de salud, educación, vivienda. Que demuestre que la vida de los venezolanos más pobres no ha mejorado con Maduro. Un presidente para la civilidad, respetuoso de la autonomía de poderes del Estado, gremios, sindicatos, sociedad civil, federaciones y, finalmente, que nos conduzca para que seamos de nuevo un pueblo demócrata, respetuoso de las leyes y unido.