En Maracaibo, cuando una mujer admira la buenamozura del esposo de otra, ésta le responde: ¡viví con él!
Venezuela acaba de cumplir con su cometido, frustrado durante varios años, de volver a ser miembro no permanente, por un año, del Consejo de Seguridad de la ONU. Tanto el flamante canciller Rafael Ramírez como Nicolás, justificaron esta elección.
Ramírez declaró que: “es la muestra del amplio apoyo internacional a la revolución, como promotora de la paz, de la justicia social, y de los derechos humanos….”
Sería para decirles a quienes votaron por Venezuela: “¡viví allá!” Y que se den cuenta de la realidad.
Y Nicolás proclama: “¡es una victoria de Chávez que sigue ganando batallas en el mundo!” O sea, que no eligieron a Venezuela para el Consejo de Seguridad ¡sino a Chávez!
Y continúa: “nuestro único camino es el desarrollo social y económico, la igualdad y la democracia.”
¡Hasta cuando las mentiras y las contradicciones!
Porque el ex encapuchado de la Plaza de las Tres Gracias, Elías Jaua, acaba de declarar: “no podemos alternar el poder con la burguesía. Las elecciones no son una alternancia sino un problema de vida o muerte. No podemos pensar más nunca que el ‘proceso’ abandone el poder.”
¿Entonces, cual es la “democracia”, vociferada por Maduro, cada vez que ésta es violada, cuando parte esencial de ella, es la alternabilidad?
La inexistente “democracia” en Venezuela, obtenida por medio de unas elecciones, que no soportarían el más mínimo examen, cuanto a su imparcialidad y su legitimidad, en cualquier tribunal internacional, es “luz de la calle”, pero oscuridad “en la casa”, dónde solo les sirve para conservar el poder.
¿Por qué, con el documentado “curriculum”, y no solo en derechos humanos, fuera de él, para dónde va a coger?