La mandataria brasileña y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, y el líder opositor, Aécio Neves, cerraron hoy en sus respectivas cunas políticas una campaña impredecible de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo, que partió y llegó a su fin sin un rumbo fijo.
El factor sorpresa se impuso hasta el último instante en la carrera electoral y, a menos de 24 horas de la apertura de las urnas, las encuestas no definían por unanimidad el nombre del vencedor de las elecciones presidenciales.
Los sondeos divulgados este sábado por Ibope y Datafolha, los dos institutos demoscópicos más prestigioso del país, mostraron que Rousseff supera entre seis y cuatro puntos porcentuales a Neves, respectivamente, aunque señalaron una caída en la intención de voto de la mandataria y una subida del líder opositor a un día de los comicios.
A pesar de mostrar a Rousseff por delante, Datafolha pronosticó un “empate técnico” entre ambos candidatos, debido al margen de error de dos puntos porcentuales. Está dualidad también fue apuntada por otra encuesta divulgada este sábado por la firma MDA que, sin embargo, puso a Neves al frente de la carrera electoral.
En medio de este escenario de incertidumbre, Rousseff y Neves quemaron sus últimos cartuchos en Rio Grande do Sul y Minas Gerais, sus respectivas cunas políticas, antes de las elecciones de mañana.
La jefe de Estado participó en una marcha con simpatizantes en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, y aprovechó para criticar el rumbo de la política exterior defendida por Neves y atacar a la revista Veja, tras las acusaciones realizadas el viernes.
El impreso lanzó a las calles la víspera, un día antes de lo habitual, una edición en la que denuncia que ella y su antecesor y mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, sabían que en la petrolera estatal Petrobras se había enquistado una vasta red de corrupción.
La revista aseguró, sin citar fuente alguna, que el cambista Alberto Yousseff, preso por esas corruptelas, habría reconocido ante la Policía que la presidenta y Lula estaban al tanto de la trama.
“La portada de Veja es un absurdo y quiero manifestar aquí mi repudio. Se trata de un golpe, que no colabora con la democracia”, sostuvo Rousseff.
El abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña, por su parte, visitó en la localidad de São João Del Rey la tumba de su abuelo Tancredo Neves, el primer presidente civil electo tras 21 años de dictadura militar y que murió en 1985 antes de asumir su mandato.
Con las participaciones de este sábado, ambos candidatos concluyeron la campaña más polarizada e impredecible de los últimos años en el país, que comenzó con la trágica e inesperada muerte del candidato socialista Eduardo Campos el pasado agosto.
Tras el fallecimiento del exgobernador del estado de Pernambuco, la exministra Marina Siva, hasta el momento vicepresidenta en la fórmula de Campos, asumió las riendas del Partido Socialista Brasileño y revolucionó por completo las encuestas de intención de voto, llegando a amenazar la reelección de Rousseff.
Sin embargo, el fenómeno Silva amainó unos días antes de la primera vuelta del pasado 5 de octubre, en la que Rousseff y Neves terminaron sellando su billete para una segunda ronda mañana.
La abanderada del Partido de los Trabajadores (PT) se impuso con el 41,5 % de los votos, frente al 33,5 % que obtuvo el senador socialdemócrata.
Los días posteriores a los comicios del 5 de octubre las encuestas mostraron a ambos candidatos “técnicamente empatados”, pero varios sondeos publicados a lo largo de esta semana por la firma Datafolha e Ibope señalaron claro un avance de Rousseff entre seis y ocho puntos porcentuales frente a Neves.
Sin embargo, los sondeos de este sábado vuelven a dejar entrever el “empate técnico” y, a un día de las elecciones, todavía no está definido el rumbo que tomará el país en los próximos cuatro años. EFE