Nicolás Maduro sigue la estela de Chávez en las amenazas a Madrid, pero la experiencia demuestra que la retórica hostil venezolana rara vez se traduce en medidas concretas, publica ABC de España.
Ludmila Vinogradoff / Corresponsal en Caracas
Las relaciones entre Caracas y Madrid han estado jalonadas por el amor y el odio en los últimos 15 años, que se han traducidos en amenazas de rupturas y luego en reconciliaciones sin que hayan pasado a mayores. Después de una ya larga relación de bravuconadas chavistas contra Madrid, ha quedado claro que las amenazas venezolanas no pasan a mayores.
Desde los tiempos del difunto presidente Hugo Chávez, la beligerante política exterior de confrontación venezolana ha llevado a rifirrafes especialmente con los Estados Unidos, Colombia, Panamá, México y España. Su primer gesto de provocación fue cambiar el festivo «Día de la Hispanidad» del 12 de octubre por el «Día de la resistencia indígena» en el 2004 y resaltar la figura del cacique Guaicaipuro. Tras este discurso antihispano, la estatua de Cristóbal Colón, erigida en la caraqueña Plaza Venezuela, fue derribada por los chavistas, que acusan de «genocida» al navegante genovés.
Madrid se mantuvo de bajo perfil. No envió ninguna nota de protesta por esa manipulación de la historia en Caracas y el derribo de la estatua de Colón. Los chavistas prometieron que repondrían la estatua en su pedestal, pero eso jamás llegó a ocurrir. Chávez continuó pavonéandose de cumbre en cumbre, acaparando protagonismo mediático con su retórica antihispana. Hasta que el Rey Juan Carlos le paró los pies con su ya histórico «¿por qué no te callas?» el 10 de noviembre de 2007 en la Cumbre Iberoamericana de Chile.
El Rey nunca se imaginó el impacto que causaría su famosa frase en el mundo entero. Se fabricaron camisetas y gorras con esa inscripción, vajillas, y hasta canciones y Chávez reaccionó de mala manera deteriorando las relaciones bilaterales. En el fondo le afectó mucho sentirse el hazmerreír de los presidentes.
Durante dos años estuvo rumiando la frase. Para justificarse el ex mandatario venezolano decía que no le había escuchado bien al Rey porque de lo contrario le habría respondido de inmediato. En el 2009 dijo por la radio que «hasta que el Rey de España no se disculpe, yo congelo las relaciones con España por un asunto de dignidad».
Fricciones también con Maduro
Las fricciones bilaterales se superaron con el tiempo y las relaciones se normalizaron pero volvieron a tensarse con la llegada de Nicolás Maduro al poder. Puede decirse que el heredero de Chávez empezó con mal pie la relación con España porque el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, se mostró partidario del recuento rápido de los votos que inicialmente ante las denuncias de la oposición de posibles manipulaciones en el escrutinio.
Maduro se sintió afrentado por Madrid. Consideró que había injerencia en los asuntos internos de Venezuela, amenazando que tendría consecuencias. «Esperamos que rectifiquen a tiempo, si no, tomaremos medidas ejemplares en órdenes diplomáticas, económicas y políticas para quien se meta conVenezuela».
«No se equivoquen conmigo», señaló Nicolás Maduro, «respeten para que los respeten», dijo al recordar las considerables inversiones que tienen empresas españolas como Repsol en el país. De inmediato llamó a consultas al embajador venezolano en Madrid, Bernardo Alvarez.
Por su lado el ministro García-Margallo señaló que fue un «malentendido» y dejó claro que España no iba a pedir disculpas. «Me ha sorprendido la reacción porque mis declaraciones fueron muy medidas. Yo sólo dije que tomaba nota de que el candidato Capriles había pedido un recuento de votos y que, respecto a este tema, la solicitud debía tramitarse y resolverse con rapidez», explicó. «Espero que las relaciones entre los dos gobiernos sean tan amistosas y fraternales como son las relaciones entre los dos pueblos», señaló.
Un año y medio después, Maduro vuelve a amenazar y ordena la revisión de todas las relaciones con España porque el presidente de Gobierno español, Mariano Rajoy, recibió a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, líder de Voluntad Popular, preso en la cárcel militar de Ramo Verde desde hace 8 meses. Una vez más, España ha optado por la discreción y el comedimiento. En Madrid saben que Maduro, como su mentor Chávez, ladra pero no muerde.