Los militantes prodemocracia de Hong Kong llamaron a sus seguidores a celebrar este martes un mes de manifestaciones masivas llevando las máscaras que utilizaron durante las protestas para protegerse del gas pimienta y de las bombas lacrimógenas de la policía.
Los organizadores, que quieren mantener la dinámica del movimiento, pidieron a los activistas que se reunieran durante la noche del lunes en Admiralty, una de las tres áreas ocupadas cerca de la sede de las autoridades locales.
A las 17H57 (09H57), guardarán 87 segundos de silencio, en recuerdo de las 87 ráfagas de gas lacrimógeno que lanzaron los policías el 28 de septiembre contra los manifestantes prodemocracia que habían ocupado una avenida cerca del Consejo Legislativo.
La intervención policial contra ciudadanos que sólo llevaban paraguas para protegerse del gas conmovió tanto en Hong Kong como en el extranjero. Decenas de miles de activistas llenaron entonces las calles de la ciudad en señal de protesta. Los manifestantes, cuyo número ha disminuido en las últimas cuatro semanas, siguen bloqueando las principales arterias de la ciudad, perturbando los transportes y la actividad económica.
Territorio chino que disfruta de una gran autonomía, la antigua colonia británica vive su mayor crisis desde 1997, año de su transferencia a China.
Los manifestantes exigen que se instaure el sufragio universal en la elección del próximo jefe del ejecutivo local en 2017. Pekín aprobó este principio, pero decidió que los candidatos debían ser elegidos entre una lista definida por un comité de grandes electores favorables al Partido Comunista Chino (PCC).
Los activistas también piden la dimisión del jefe del gobierno local, Leung Chun-ying, considerado como el títere de Pekín.
El movimiento parece encontrarse ahora en un callejón sin salida, una semana después de mantener varios encuentros con el gobierno que no dieron ningún resultado tangible. El ejecutivo local proponía enviar a Pekín un informe sobre las protestas y crear un comité conjunto para debatir reformas políticas más allá de 2017.
Pocos observadores creen que Pekín cederá ante las exigencias de los manifestantes, que son conscientes del hastío que su movimiento suscita entre gran parte de los siete millones hongkoneses.
El gobierno local parece haber decidido dejar que el movimiento se agote por sí mismo.
Los dirigentes del movimiento tratan de reaccionar y dudan sobre la estrategia que deben adoptar.
“Los ocupantes van a aguantar”, asegura Joshua Wong, uno de los líderes estudiantiles más destacados, a la AFP en Admiralty. “Mientras no haya ningún resultado concreto, van a dormir todas las noches en sus tiendas de campaña”.
Algunos manifestantes se quejan, sin embargo, de la falta de estrategia de sus líderes.
Otros, menos críticos, se plantean extender la campaña de desobediencia civil con medidas como huelgas de impuestos.
Benny Tai, cofundador del movimiento Occupy Central, sugiere organizar un referéndum sobre las reformas democráticas en Hong Kong.
El escritor srilanqués Nury Vittachi, que vive en Hong Kong, considera que, pase lo que pase, los manifestantes insuflaron un soplo de vida con su campaña para la democracia.
“Todo el mundo sabe que lo que se les propone no es la verdadera democracia. Esto es: ‘elijan su marioneta”, declaró a la AFP.
Fotos AFP