El régimen, hay que decirlo, se encuentra en una situación de ingobernabilidad, aunque aparente lo contrario. No se puede entender que un gobierno capitule frente a unos colectivos, otorgando la cabeza del ministro del interior, a menos que se trate de un poder disminuido, víctima del chantaje de oscuros grupos de presión colocados al margen de la legalidad. Y lo grave es eso, que la institucionalidad sea vulnerada por la irregularidad de grupos violentos que aunque armados no son numerosos. Más grave aún es que el ministro defenestrado no recibió del Presidente órdenes en contrario para abortar la operación de reducción del colectivo dirigido por Odremán; luego es claro suponer que contó con el apoyo de Maduro para adelantar el operativo. También es muy serio para el gobierno que Rodríguez Torres es un militar activo, por lo que en los hechos la institución castrense se vio retada por los colectivos y resultó derrotada por los irregulares, en esa puja de poder.
Por otra parte, el sub arrendador de Miraflores, es claramente un reo de los militares. La entrega del Ministerio de Finanzas al sector militar, la lenidad del régimen para evitar el control de los uniformados sobre el contrabando de gasolina y el de otros muy lucrativos negocios, demuestra tal sumisión. Como hemos visto, el régimen flaquea frente a los militares, paro también sabe hacerlo frente a los colectivos. Parece que quiere complacer a ambos poderes fácticos, como si eso fuera posible sin que haya perdedores. El problema es que los grupos dentro del Psuv también presionan, reclaman su cuota de poder y juegan con su apoyo. En resumen que el régimen quiere creer que juega una simultánea de partidos de ajedrez, cuando en realidad juega, a la vez y con una sola estrategia, damas, backgammon, ajedrez, sokoban y dominó. El asunto es que en cada partida se juega a Rosalinda.
Otra cosa significativa, que evidencia el sometimiento del gobierno al poder de fuego de la nación, es que en medio de esta pavorosa crisis económica, en la que la inflación hace trizas los salarios, a los militares les suben el 45% del sueldo. Esto es una bofetada a los venezolanos, sobre todo los más pobres. Sin embargo esto no es nuevo. Desde 1999 hasta 2009 los milicos recibieron un 30% anual de aumento (salvo en 2004 cuando les tocó un 60%). En el año 2010 su sueldo aumentó 40% y al año siguiente 50%. En 2012 el incremento llegó a 40%, pero lo bueno para ellos vendría en 2013 cuando la compensación arribó al 95%, lo que quiere decir que el 45% de este año será con seguridad duplicado. No hablemos de ayudas para adquirir viviendas y vehículos; ni los aportes para recreación y esparcimiento, así como mejoras a los servicios de salud y aumento de la póliza médica de Bs. 20.000 a 50.000.
Mientras que a los policías, que son quienes les brindan protección a los ciudadanos, no reciben aumento alguno, ni tampoco ven mejorado su armamento y equipos, les esperan juicios, y probablemente cárcel, por haber cumplido órdenes del ministro defenestrado, a los colectivos se les otorga un poder que no tenían y se les reconoce como intocables. Esa será otra causa de serias fricciones entre quienes presiden el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
Como si todo esto fuera poco, al régimen ahora se le ocurre acusar a los buhoneros por la escasez y el incremento de precios de los alimentos. Ya no es la derecha reaccionaria la que acapara e incrementa en valor de lo que comemos, sino que la culpa es de los vendedores informales y bachaqueros.