La caída de los precios del petróleo, la muerte del carismático Hugo Chávez y la feroz represión emprendida por el régimen de Nicolás Maduro han deteriorado la influencia que el chavismo llegó a tener en América Latina, dijo el ex presidente de Uruguay Luis Alberto Lacalle, publica El Nuevo Herald
Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
Pero las fuerzas democráticas de Venezuela deben organizarse y emprender una ofensiva diplomática para explicar con detalles lo que está sucediendo en el país, añadió el ex presidente de Guatemala, Vinicio Cerezo.
Los ex mandatarios, que participaron junto con la periodista independiente cubana Yoani Sánchez en un foro realizado en Miami sobre las amenazas a las democracias latinoamericanas, resaltaron que la crisis venezolana avanza hacia un punto de definición y que la oposición debe seguir organizándose.
Una de las cosas que la oposición tiene a su favor es que el chavismo ya no es visto de la misma manera en América Latina, dijo Lacalle, en un encuentro con periodistas realizado en el marco del foro “Democracia en las Américas 2014”, realizado el jueves y el viernes en el Miami Dade College.
“Ya estamos en la caricatura del chavismo. Primero, porque esa persona [Maduro] no da la distancia. Pero además, el petróleo vale ahora $80 el barril, y con Chávez valía $120”, resaltó el ex mandatario uruguayo.
“Y entones, nos encontramos con más de 60 por ciento de inflación, hambre, represión, carestía y encarcelamiento de los opositores. Ha sido tan rápida la caída hacia el modelo clásico de la dictadura, que yo creo que hoy se vuelve muy difícil” el sostenimiento del chavismo en el poder, agregó.
Según Lacalle, Venezuela marcha aceleradamente hacía una definición que podría tornarse muy violenta a menos que un sector del chavismo decida ponerle fin al proceso de colapso generalizado que está en marcha, llegando a algún tipo de entendimiento con los sectores de la oposición.
“Salvo que la cosa económica apriete lo suficiente como para que a dentro del Socialismo del Siglo XXI aparezca alguien que diga, bueno, vamos a terminarlo todo y a hacer las paces con los del otro lado, o el derrumbe será total, y allí habría sacrificios y costos humanos que nadie desea”, advirtió Lacalle.
Pero esto no significa que las fuerzas democráticas de Venezuela deben mantenerse de brazos cruzados mientras esperan a que el régimen de Maduro se desplome.
Entre las múltiples cosas por hacer, “hay que convencer a las personas intelectuales, a los que tienen un planteamiento democrático, político y a los gobiernos […], hay que explicarles hacia dónde podría ir el proceso venezolano”, dijo Cerezo.
Esas explicaciones son necesarias porque las autoridades de América Latina suelen cerrar filas automáticamente alrededor de un gobierno cuando enfrenta alguna situación que luzca como un rompimiento del hilo constitucional.
Parte de eso fue lo que sucedió previamente este año durante las manifestaciones estudiantiles, cuando las denuncias del régimen de Maduro de que era víctima de un intento de golpe de Estado no fueron contrarrestadas por la versión de los manifestantes.
Los gobiernos latinoamericanos “tuvieron miedo de que el intento fuera organizar un evento violento o un golpe de Estado para echar para fuera al gobierno de Venezuela” explicó Cerezo.
“Esa percepción condujo inmediatamente a que los gobiernos que pudieran sentirse afectados tomaran una actitud natural: rechazar eso para evitar que a ellos les suceda lo mismo”, agregó.
El caso de Cuba
Al hablar de Cuba, Yoani Sánchez mostró preocupación porque ha disminuido significativamente la censura internacional sobre el régimen de La Habana.
Consideró, por tanto, que “destruir un régimen totalitario es difícil, [pero] destruir un mito es casi imposible”.
Aún así, la reconocida bloguera resaltó que el juego parece estar cambiando gradualmente en Cuba, gracias al impacto que está ejerciendo en las comunicaciones la nueva tecnología.
“La tecnología rompe el monopolio partidista de la información”, dijo Sánchez. “La tecnología es un altavoz en la boca de la sociedad civil, la oposición y el periodismo […] Al estar más informados los cubanos somos más descreídos de la información oficial”.
Pero la tecnología tiene su costo porque también “facilita la vigilancia”, dijo.
Y la mejora en el uso de la nueva tecnología no significa necesariamente que los cubanos pasan ahora más tiempo leyendo artículos de prensa sobre la posibilidad de una normalización de la relación con Estados Unidos.
“Las personas están más preocupadas en el día a día y cómo conseguir comida, está mas preocupados por los precios de la cebolla, que está bastante cara, que un diferendo que lleva ya tanto tiempo, que ya llega a aburrirles”, dijo.
“Personalmente no estoy preocupada por lo que haga o no Washington, sino lo que se haga desde La Habana. Espero que mi país no necesite de ninguna decisión externa para cambiar”, manifestó.
La reportera Nora Gámez Torres contribuyó con la elaboración de este artículo