La Procuraduría General de la República anunció que los restos humanos hallados en una barranca y un río, durante la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre al sur de México, saldrán el miércoles en dirección a Austria para que se les apliquen análisis forenses que permitan su identificación.
El envío de los restos a la Universidad de Innsbruck llega horas después de que el Equipo Argentino de Antropología Forense informara en un comunicado que “Hasta el momento, no han habido identificaciones entre los restos recuperados (…) y los 43 normalistas” desaparecidos el 26 de septiembre .
El grupo analizó 39 cuerpos recuperados en seis fosas comunes. Seis de los cuerpos aún no han podido ser identificados para confirmar o descartar si existen correspondencias genéticas entre los restos y los desaparecidos.
Poco después de la desaparición de los estudiantes, diversas organizaciones no gubernamentales así como los familiares de los desaparecidos solicitaron la participación del Equipo Argentino de Antropología Forense como perito independiente en la búsqueda de los desaparecidos.
Las autoridades mexicanas aceptaron que el equipo argentino, formado por forenses de varias nacionalidades, participara en todas las diligencias, desde las averiguaciones previa y acceden al y acceden al examen de evidencias correspondientes al igual que los peritos oficiales, pero emiten sus propios dictámenes.
Felipe de la Cruz, portavoz de los padres de los estudiantes, dijo a una televisora local que su intención es “redoblar los esfuerzos” en la búsqueda de los jóvenes.
“Si no hubiese resultados convocaremos a una búsqueda ciudadana y recorreremos los terrenos milímetro por milímetro hasta encontrarlos” agregó.
Aunque los padres valoran lo hecho hasta el momento por las autoridades es “insuficiente” expresaron su voluntad de “seguir en coordinación (con las autoridades) porque no nos queda de otra que estar ahí”.
Según las investigaciones de las autoridades mexicanas, los estudiantes fueron detenidos por policías locales de la ciudad de Iguala el 26 de septiembre cuando se dirigían a una protesta contra la alcaldía de la ciudad cumpliendo una orden del alcalde José Luis Abarca. Antes de la detención la policía ya había matado a tres a tres estudiantes y a tres personas que pasaban por el lugar.
Según las confesiones conseguidas de tres sicarios que supuestamente participaron en los hechos, los policías municipales les entregaron a los estudiantes a un grupo del crimen organizado, los Guerreros Unidos, que los trasladó en camión hasta un basurero. Algunos llegaron al lugar muertos por asfixia. Allí, los sicarios interrogaron a los supervivientes, los ejecutaron y quemaron sus cuerpos durante horas para hacerlos desaparecer.
La imposibilidad de identificar los restos hallados en el basurero debido al nivel de descomposición que presentan impide tener la certeza de que son los de los estudiantes, por lo que a la espera de la confirmación que se espera llegue de Austria y podría demorarse meses, los jóvenes siguen oficialmente desaparecidos. AP