Bachelet dice que fin de violencia contra mujer es primordial para igualdad

Bachelet dice que fin de violencia contra mujer es primordial para igualdad

12-13-2012bachelet

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, afirmó hoy que poner fin a la violencia contra la mujer sigue siendo el principal desafío en la lucha por la igualdad de género. EFE

“Un 35 % de las mujeres del mundo sufre violencia física y sexual y hay países donde esa cifra llega al 70 %”, sostuvo Bachelet al inaugurar una sesión especial sobre la Mujer en América Latina y el Caribe, 20 años después de la Conferencia de Pekín sobre el tema.





El encuentro se celebra en la sede de Cepal, en Santiago, y Bachelet, exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres, sostuvo que el fin de la violencia de género es la base de cualquier política de equidad”.

“No hay victoria posible para la acción de género mientras los abusos contra miles de mujeres sigan siendo cobijados en las sociedades del planeta sea cual sea la razón”, agregó.

Bachelet reprobó la violencia de género bajo cualquiera de sus formas. No se observan cambios cuando “crímenes horribles son amparados o tolerados por la ley”, como los “asesinatos de honor” o “ataques pasionales”, remarcó.

Detalló que entre 2011 y 2020 cincuenta millones de niñas menores de 15 años habrán sido obligadas a casarse y criticó “la mutilación genital femenina, que afecta a 3,6 millones de niñas cada año”.

La presidenta subrayó que “las mujeres de todo el mundo necesitan la acción decidida y comprometida de instituciones internacionales y locales, juntas y coordinadas”.

“Ciertamente los plazos colectivos que anhelamos para los cambios son distintos de los personales”, afirmó, aunque advirtió que cada vez mas “nuestros ciudadanos demandan que los tiempos de la política se acerquen masa a los de sus vidas” y que “las promesas de democracia e igualdad se concreten en un horizonte visible”.

Bachelet reconoció que en los últimos años ha habido avances hacia la igualdad de género, pero que también se han visto “rezagos, diferencias regionales y dificultades en área problemáticas debido al surgimiento de nuevas formas de discriminación”.

Precisó que en América Latina y El Caribe los hogares sostenidos únicamente por mujeres y que están en situación de pobreza superan en un 5 % por ciento al de los hombres y que, en general, la mujeres en situación de pobreza son un 3 % más que los hombres.

Admitió que en la educación primaria la brecha de acceso de hombres y mujeres prácticamente se ha cerrado, pero que un peldaño más arriba, en la educación secundaria, sólo seis mujeres asisten a la escuela por cada 10 hombres.

Admitió que en la educación superior las mujeres han avanzado hasta casi superar a los hombres, pero criticó el que se mantenga un marcado sesgo de género en campos como la salud, la educación y las artes, en desmedro de las ciencias exactas y la ingeniería.

Recalcó que su Gobierno ha definido la política de género como una prioridad y que una de las primeras medidas adoptadas fue el proyecto de ley para crear el Ministerio de la Mujer, que aún está en trámite legislativo.

Añadió que para acoger a las víctimas de violencia en Chile, donde se producen en promedio unos 40 feminicidios al año, se está duplicando el número de casas de acogida.

“También hemos iniciado un plan de capacitación que entregará formación en oficios con alta demanda a 300.000 mujeres para mejorar su incorporación al mercado laboral y sus ingresos”, precisó.

Concluyó que “el futuro de un amplio porcentaje de la humanidad, no sólo mujeres, sino también sus hijos y comunidades depende de que sigamos empujando el cambio en las instituciones, en las leyes y en las mentes, en las costumbres y en las relaciones sociales”.

Por su parte, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, abordó las desigualdades económicas que enfrentan las mujeres en la región, partiendo por las diferencias salariales entre hombres y mujeres.

“El camino de la igualdad requiere de cambios muy profundos”, dijo.

También aludió a la inequidad que sufren las mujeres que trabajan en el cuidado del hogar, por lo que no perciben ninguna remuneración, mientras por las labores propias del mercado perciben ingresos inferiores a los de los hombres.