Leer sobre las aventuras de Harry Potter aprendiendo a volar en su escoba activa algunas de las mismas regiones en el cerebro que utilizamos para percibir acciones e intenciones de personas reales, reseña AP.
En un estudio único, científicos que estudiaron los cerebros de personas absortas en un buen libro emergieron con mapas de lo que realiza un cerebro sano cuando lee.
La investigación reportada el miércoles tiene implicaciones para estudiar desórdenes de lectura o la recuperación de un accidente cerebrovascular. El equipo de la Universidad de Carnegie Mellon quedó gratamente sorprendido de que el experimento funcionara.
La mayoría de los neurocientíficos han registrado minuciosamente cómo procesa el cerebro una sola palabra u oración, buscando pistas sobre el desarrollo del lenguaje o dislexia enfocándose en un aspecto de la lectura a la vez. Pero leer una historia requiere que varios sistemas trabajen al mismo tiempo: reconociendo cómo letras forman una palabra, entendiendo las definiciones y gramática, siguiendo el ritmo de las relaciones de los personajes y los giros de la trama.
Medir toda esa actividad es extraordinario, dijo Guinevere Eden, neurocientífica de la Universidad de Georgetown y pionera en el estudio de dislexia con imágenes cerebrales captadas con resonancia magnética, pero quien no estuvo involucrada en el nuevo trabajo.
“Ofrece una forma de pensar mucho más enriquecedora respecto al cerebro lector”, dijo Eden, calificando el proyecto como “muy ingenioso y muy emocionante”.
No se puede cambiar de página a un libro dentro de una máquina de resonancia magnética, así que en Carnegie Mellon, ocho voluntarios adultos observaron durante casi 45 minutos cada palabra del Capítulo 9 de “Harry Potter y la piedra filosofal” que era mostrada durante medio segundo en una pantalla dentro del tomógrafo.
¿Por qué ese capítulo? Tiene mucha acción y emoción ya que Harry vuela en picada sobre su escoba, enfrenta al acosador Malfoy y después se topa con un perro de tres cabezas, aunque no hay demasiado qué rastrear para los científicos, dijo la investigadora líder Leila Wehbe, una estudiante de doctorado.
El equipo investigador analizó las imágenes cerebrales, segundo por segundo, y creó un modelo computarizado de actividad cerebral involucrada en diferentes procesos de lectura. La investigación fue publicada el miércoles en la gaceta de ciencias PLoS One.
“Por primera vez en la historia, podemos realizar cosas como tener a alguien leyendo una historia y nosotros observando en qué parte del cerebro está ocurriendo la actividad neural”, dijo Tom Mitchell, director del Departamento de Aprendizaje de Máquinas en Carnegie Mellon. “No sólo dónde se activan las neuronas, sino qué información está siendo codificada por esas diferentes neuronas”.
Wehbe tenía la idea de estudiar leer una historia en lugar de sólo palabras o frases.