El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó este domingo que su prioridad como recién elegido líder de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) es unir todas las sensibilidades y personalidades del partido para ofrecer una alternativa ante la “situación catastrófica” que vive Francia.
“Mi papel es la unión de todos, porque cuando Francia está en la situación actual (…), una situación económica catastrófica (…) No tenemos derecho a dividirnos”, subrayó Sarkozy en el informativo de máxima audiencia de la televisión francesa, en la primera entrevista que ofrecía tras ganar la elección a presidente de la UMP.
Afirmó que no tiene intención de dirigir “solo” la gran formación de la derecha francesa, y que va a propuestos a los antiguos primeros ministros que le ayuden, empezando por Dominique de Villepin.
Eso incluye dos de los que aparecen ahora como sus potenciales rivales para disputarle la candidatura de la UMP para las elecciones presidenciales francesas de 2017, Alain Juppé y François Fillon, pero también Jean-Pierre Raffarin.
Sarkozy insistió en que su equipo en el partido “representará a todas las sensibilidades políticas” y que el objetivo último es ofrecer a los electores una alternativa, “para que no tengan que elegir” entre el actual jefe del Estado, el socialista François Hollande, y la líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen.
“Nuestro deber -reiteró- (…), sean cuales sean nuestras ambiciones es unirnos para permitir una alternancia”.
Tras referirse a la situación económica que consideró “catastrófica”, dijo que “la inmigración está hoy fuera de todo control”, que “hay que encontrar nuevas ideas”, que no sean ni las de cerrar las puertas, como quiere Le Pen, ni las de “seguir de brazos cruzados” del Gobierno actual.
El que fuera presidente de Francia entre 2007 y 2012, volvió a garantizar que “habrá primarias” en 2016 para las presidenciales de un año más tarde, y que serán abiertas, de forma que puedan participar también “nuestros amigos centristas”.
Preguntado sobre cómo borrar la mala imagen del partido por el conocido como el escándalo Bygmalion, sobre la presunta financiación irregular de su campaña presidencial de 2012, replicó recordando que ya habían intentado implicarlo en otra instrucción judicial, la de la millonaria Lilliane Bettencourt, y finalmente el procedimiento en su contra quedó archivado.
Su conclusión, indicó, es que hay que guardar la calma, “dejar que la justicia haga su trabajo, y tal vez ser más respetuoso con la presunción de inocencia”.
En cuanto a su victoria ayer en la elección por la presidencia de la UMP con un 64,5 % de los votos de los militantes, un porcentaje netamente inferior del que se esperaba, ironizó señalando que no ha hecho “el 100 %, como Marine Le Pen”, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional (FN), que fue reelegida hoy en el congreso de su partido por unanimidad, sin que ningún otro candidato se hubiera presentado.
Sarkozy (56 años) se jactó de que en la UMP la dirección “no es hereditaria” como en el FN, y que su “ambición es crear un partido moderno en el que los militantes puedan dar su opinión”. EFE