Habitantes del sector Cavanayen, ubicados específicamente detrás de Las Teodokildas, Core 8, Puerto Ordaz que alberga a más de trescientas familias con calles de tierra, poste de madera, tambores de agua y viviendas cercadas con alambre por temor a la inseguridad, es una muestra del abandono gubernamental como en muchas otras comunidades del municipio Caroní. Vanessa Galvis M/ Nueva Prensa Guayana
Francisco Rojas, residente de este sitio, manifestó su descontento por la carencia de agua potable, ya que este lugar no cuenta con la red de tuberías para agua potable, tampoco las de agua negras. “Nos mantenemos a fuerza de camiones cisternas, a veces pasan, otras veces no, tenemos que pagar 30 bolívares por cada tambor que no nos dura nada, al terminarse debemos preguntar a los vecinos de las otras calles si tienen para que nos auxilien”.
Otro punto a exponer por el vocero fue la falta de tendido eléctrico. Los vecinos han logrado colocar los cables para distribuir el fluido eléctrico, pero los conductos no son los más idóneos porque terminan colapsando cada vez que llueve por la sobrecarga.
Cabe destacar que la calle Camino Real y Salto Ángel son las únicas que tienen electricidad, pero es deficiente a veces, porque surte a 80 casas y tienen a sobrecargarse.
Sin asfalto
Lugareños de Cavanayen, aseguraron que el asfaltado de las vías es una situación que amerita prioridad, pues cada vez que llueve se convierte en un “charquero”, los carros no quieren entrar a esta zona por los huecos, que afectan los cauchos de sus vehículos, por ello deben caminar hasta la avenida para agarrar carrito.
Asimismo, Nelson Monsalve, expresó que “desde que se creó la comunidad nunca se han preocupado por un plan de asfaltado, puesto que cada vez que llueve se vuelve un pantano”.
A pesar de esta problemática los niños de esta zona no les queda más opción que en sus días libres jugar futbolito con las calles sin asfalto. Al parecer están acostumbrados a respirar pura tierra, tras el descuido de las autoridades municipales.
David Bravo, reveló su preocupación a raíz de la oscuridad que impera en horas de la noche. Comentó que el alumbrado público es simplemente inexistente.
“Todo se ha vuelto peligroso. Debemos ser precavidos, porque el barrio se convierte en boca de lobo por la falta de luz”.
Destacó, que la policía nunca realiza los famosos patrullajes inteligentes como dicen hacer en esta zona, pues a varios vecinos han tratado de robarlo, a pesar que tienen una de la sede del Dispositivo Bicentenario de Seguridad (Dibise), pero brillan por su ausencia.
¿Chikungunya?
Por otra parte, los residentes de esta comunidad nos informaron de la existencia de aproximadamente 12 personas, que tienen el virus de chikungunya.
“Hacemos un llamado a los entes gubernamentales para que se aboquen en efectuar fumigaciones y abatizar para erradicar los criaderos de mosquitos y de esta forma evitar que siga contagiando a los habitantes”, señaló, Bravo.
Jhonny Rondón, quien tiene el virus desde hace un mes, exige a las autoridades mayor atención para intensificar jornadas de fumigación y educativas que permitan combatir el chikungunya en esta zona.