Ya sea por la denominada “guerra económica” o ineficiencia gubernamental, lo cierto es que los anaqueles de los establecimientos comerciales en el país no cubren las necesidades del venezolano. Hermilis Guerrero/ Nueva Prensa Guayana
A pesar de la implementación del sistema biométrico, la realidad sigue igual o peor. Mecanismo que según el Gobierno no sería para restringir compras sino para tener un control de la venta de productos prioritarios de la cesta básica, además eliminaría las colas y la escasez; demuestra una vez más que la estrategia de acción no funcionó, puesto que el desabastecimiento continúa creciendo en Venezuela.
Uno de los tantos rubros desaparecidos de los supermercados y farmacias en la región, son los pañales desechables, los cuales -en su mayoría- generan las grandes colas.
A las afueras de reconocidas cadenas de farmacias y comercios, se aprecian diariamente las grandes cantidades de mujeres que esperan poder comprarle los productos de higiene a sus hijos. Lo más lamentable de la situación es tener que ver a niños “guindando”, tirados en el piso, aguantando hambre y sed, soportando el inclemente sol y en ocasiones hasta lluvia.
En el transcurso de una cola, se pueden apreciar los diferentes tipos de personalidades que conforman la sociedad. Hay rostros que reflejan amargura, decepción, impotencia, resistencia y otros que aceptan que “hay que arroparse hasta que nos alcance la cobija”. En algunos casos se puede entender el discurso de que no importa si no hay harina, porque hay verduras; pero con qué sustituyes un pañal desechable si ni telas ni detergentes hay.
Por necesidad
Muchos consideran que el poder adquisitivo del venezolano es amplio, considerando que por donde te metas hay colas, sin embargo la circunstancia es otra. La necesidad ha obligado al ciudadano a permanecer largos ratos en una cola para lograr conseguir los rubros a precios justos, o simplemente adquirirlos.
En la actualidad, el guayanés se ha convertido en un “mirador de bolsas ajenas” y vive a la expectativa de un camión o una gandola que llegue a un supermercado.
Distintas son las hipótesis que surgen al momento de analizar la raíz del problema de escasez en un país que posee de tantas riquezas, el cual tiene hasta para regalarle a otros países.
Por una parte se escucha hablar de falta de divisas, excesivo control cambiario y un mercado negro que viene avanzando a paso de vencedores. Mientras que del otro extremo, se maneja el tema del contrabando hacia Colombia, acaparamiento doméstico, revendedores, guerra económica por parte de la oposición y hasta que el venezolano se encuentra comiendo mucho, son algunas de las posibles causas. No obstante, sea cual sea el motivo de estos males, quien sufre en mayor medida es el ciudadano de a pie.
Pañales regulados
El pasado mes de septiembre de este año, la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos (Sundde), en la Providencia Administrativa 039, fijaron nuevos precios de los pañales desechables.
El Precio Máximo de Venta al Público (Pmvp) del artículo para bebé, va desde 23%, en el caso de la talla pequeña en su presentación de 76 unidades hasta 103,5% y el empaque de 36 unidades de la talla grande pasó de 32,30 bolívares a 65,76 bolívares.
Por su parte, los pañales de talla pequeña con 28 unidades sufrieron un ajuste de 86,39% al pasar de 48,29 bolívares a 89,97 bolívares; en el de la misma talla pero de 24 unidades el aumento fue de 85,47%.
CIFRAS
23 productos prioritarios de la canasta básica están controlados en el biométrico
800 y 1.200 bolívares revenden el paquete de pañales de 48 unidades
28 pañales son comercializados en 400 y 500 bolívares en el mercado negro
750 bolívares es vendido el paquete de 6 pañales de tela en Mercadolibre
20 y 25 bolívares venden los pañales detallados en las bodegas
2 paquetes semanales es el límite del biométrico