Lapatilla
Las noticias de fin de año y las predicciones para el venidero no son nada halagadoras. Las tradicionales expectativas, los deseos de prosperidad y felicidad aparecen disminuidos. El ambiente de las festividades navideñas recuerdan con nostalgia las de otros años. La inflación y la escasez agobian el día a día. Las colas ya forman parte de nuestro paisaje humano. El desconcierto recorre todos los ámbitos, incluyendo al propio gobierno. En paralelo se evidencia el fracaso de un modelo y la necesidad de su sustitución. Paradójicamente el cuadro actual ofrece un ancho espacio al desarrollo de las fuerzas democráticas con el propósito de consolidación y ampliación de la nueva mayoría.
El expresidente Chávez solía citar frecuentemente a Gramsci, especialmente el fragmento: “La crisis consiste en que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”. El pensador italiano también afirmaba a propósito de estos ciclos: “Si la clase dominante ha perdido el consenso, entonces no es más ‘dirigente’ sino únicamente dominante, detentadora de la pura fuerza coercitiva”. Ambos textos son perfectamente ilustrativos de la crisis por la que atravesamos.
Desconozco si Maduro, en los tiempos que lo conocí, cuando vestía con blue jeans, camisa de kaki y botas montañeras, vestimenta típica de la Liga Socialista, se aproximó a la lectura de los Cuadernos de la Cárcel. En verdad lo dudo, pues los textos de Gramsci eran demasiado heterodoxos para los dogmas que abrazaban los militantes de esa organización. Igual pienso de su compañero Fernando Soto Rojas.
La cúpula gobernante está aislada. La evasión no suplanta la realidad, la crisis es omnipresente. Anuncian medidas y no adoptan decisiones. Aumenta su desprestigio y el desconcierto entre sus bases. Su indefinición los atosiga. Tal situación es digna de ser considerada y valorada por los factores alternativos, puede resultar clave para alcanzar los objetivos planteados. Despejar el panorama constituye un cometido de primer orden para el alcanzar el cambio político.
Recientemente Maduro llamó a buscar a “confundidos y descontentos”. Debe comenzar por Miraflores, quien es el principal difusor de la confusión. Debe iniciar con urgencia una búsqueda de sí mismo. Su desasosiego llega hasta negar la existencia del dólar paralelo, después de anunciar el propósito de demolerlo. La cúpula no es “dirigente”, es solo “dominante”, y amenaza constantemente con la “pura fuerza coercitiva”. Una crisis que los ha superado. Todo ello acrecienta las posibilidades para la alternativa del campo opositor, el año próximo será promisorio en esa dirección.
Para finalizar, siendo esta columna la última de este año, expresamos nuestra solidaridad con los presos políticos y los exilados, exigiendo su libertad y regreso. Tomo prestadas las palabras de Cesar Miguel Rondón para desear a todos unas navidades y el mejor año posible. A pesar de todo.