No es fácil abordar este problema. Hemos estado muchos meses tratando de explicarle al país, en especial a la dirigencia política y a aquellos que marcan opinión el alcance del planteamiento, y si a ellos les resulta difícil entenderlo, imaginen como puede ser para el resto de la opinión pública a la cual pretendemos llegar.
Y no se trata que nosotros seamos alguna suerte de “iluminados” que nos encontramos la piedra filosofal de la política y los demás son unos tapados que no nos entienden. No. Se trata de ver el problema desde una perspectiva diferente, de ver más allá del cuadro en donde nos hemos encasillado desde hace más de 30 años, intentando dar soluciones tradicionales a problemas inéditos y sumamente complejos.
Comenzaré por el fondo del planteamiento. Chávez llegó a la política venezolana en 1992 por las mismas razones por las que estamos tratando de salir de este régimen. Los problemas que había en 1998 y por los cuales los venezolanos le dieron su voto en mayoría relativa y compraron su planteamiento constituyente, aun sin saber que implicaba eso ni como se comía, se han agravado de manera superlativa, al punto que ya no es posible salir por la vía tradicional electoral como lo plantea la oposición oficial y colaboracionista, entre otras razones porque el régimen contaminó esa vía para quedarse en el poder.
Coincidimos plenamente entonces en que no hay salida electoral con aquellos usuarios de los canales de Zello que forman parte de una resistencia activa al régimen y que plantean la vía de la aplicación del Artículo 350 constitucional, así como de aquellos amigos, entre los cuales se encuentran Alberto Franceschi y el V.A Mario Iván Carratú, fundadores de UNO (Un Nuevo Orden), organización que se ha declarado “político-social, civil y militar”, que intentan la vía cívico-militar como el mecanismo para lograr esa transición, a la que indefectiblemente deberemos llegar los venezolanos para pasar de un estado al otro.
Nuestra diferencia estriba entonces en el cómo llegamos a esa transición. Todavía no he escuchado de quienes indican que “¡hay que ir al 350 ya!” como se come eso, más allá de pedirle a los militares que intervengan. Incluso hay quienes han indicado que esa transición debe venir del chavismo (¡!), con todo y lo sorprendente que esto pueda ser. He opinado en no menos de dos oportunidades explícitamente en relación al tema de la transición (ver Reinterpretando la Transición en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/reinterpretando-la-transicion.html y El signo de la Transición http://ticsddhh.blogspot.com/2014/07/el-signo-de-la-transicion.html) y en ambos coincido en que obviamente no es posible dejar el factor militar afuera de esta ecuación. PERO (siempre hay un pero) a mi juicio es LA SOCIEDAD CIVIL Y NO LOS MILITARES los responsables de este proceso, independientemente que estos últimos sean los que al final obliguen a forzar un cambio en las condiciones políticas del país.
Es por eso que siempre hemos hablado de la vía CONSTITUCIONAL para resolver este problema, entre otras razones porque este asunto no es solo de quienes nos consideramos opositores al régimen sino también de quienes estando en la acera del oficialismo también desean un cambio y que ven en cada vez mayor proporción que el sistema que propone el régimen del “mar de la felicidad cubano” no es la solución. Y es allí donde está el verdadero reencuentro y la reconciliación. Pero no con los delincuentes sino con el pueblo “chavista” (si, entre comillas, porque al final también son venezolanos).
Entonces, el Proyecto País Venezuela no es una cosa aislada del problema de la transición y no se puede ver como un proyecto de “buenas intenciones” que se aplique después que los militares y un grupo de civiles iluminados “resuelvan” la transición, entre otras razones porque sería un golpe de Estado más de los que ya estamos cansados los venezolanos.
Es más, si hay un golpe NO DESEO NINGUNA CONSTITUYENTE y que se quede la constitución como está, porque esta sería una más de las muchas que han existido en nuestra historia republicana, que se haría para acomodar la nueva circunstancia política a los nuevos gobernantes. Sería iluso suponer que aquellos que vengan en ese nuevo escenario no quieran, como estos que ya tenemos, administrar la chequera del Estado, en un “quítate tu pa’ponerme yo”. Nunca habrá garantía de que eso no suceda, siendo una lotería pensar que esos militares nuevos sean como los de 1958.
¿Qué es lo que le daría verdadera legitimidad a cualquier pronunciamiento de las Fuerzas Armadas o movimiento cívico-militar como el que propone UNO? TRES MILLONES DE FIRMAS EN LAS MANOS, certificadas, comprobadas, blindadas recogidas por una sociedad civil organizada para eso, SIN LA PARTICIPACION DE NINGUN ORGANO CONSTITUIDO CORROMPIDO. Eso es lo que proponemos y en eso estamos. Primero es la VOLUNTAD POPULAR expresada en los Artículos 5 y 347 constitucionales, exigiendo como pueblo depositario de la soberanía LA CONVOCATORIA DE UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE con un Tribunal Electoral Constituyente que garantice Elecciones Autenticas de los constituyentistas, ensamblado con unas reglas o Bases que el mismo depositario de la soberanía imponga, que respete el Principio de Representación Proporcional y la participación de todos los venezolanos sin distingo de condición política.
Una vez que se tenga el mandato claro del Depositario de la Soberanía en las manos, no habría fuerza gubernamental que impida un cambio. Allí si toca que quienes deben defender con las armas esa Soberanía lo hagan, y si no lo hacen entonces los ciudadanos tienen el derecho y el deber de salir a las calles a defenderla. Iríamos entonces a las calles con un PROPÓSITO CLARO. Nadie en el mundo nos puede negar que luchemos para pedir democracia.
¿Se dan cuenta entonces que la transición no es una cosa diferente y es parte de un mismo todo constitucional? No se me escapa que esa transición será durísima y las medidas que habrá que tomar serán de mucho dolor para el pueblo venezolano. Pero es precisamente por eso que no puede ni debe ser la decisión de unos pocos sin el respaldo de la Soberanía popular que solo deviene de voluntades recogidas para una reconstrucción basada en un Proyecto con un norte claro. A eso es lo que llamamos “empoderamiento popular” de aquellos que dejando de ser pueblo nos convertimos en ciudadanos para exigir democracia y libertad.
Caracas, 16 de Diciembre de 2014
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