En la víspera de las navidades de 1998 los venezolanos nos preparábamos para celebrar el inicio de una nueva etapa de cambio en el país, de “la nueva patria”, como decía con orgullo el fallecido Teniente Coronel, Hugo Chávez Frías, quien acababa de ganar las elecciones presidenciales con 56,5% de la preferencia electoral.
Aún recuerdo su primer mensaje televisado: “En esta Navidad celebremos con humildad el nacimiento del niño Dios y el nacimiento de la nueva Patria. Ahora todos unidos hacia el porvenir. Pido a Dios para todas las familias venezolanas una Venezuela mejor”, dijo el “Arañero de Sabaneta”.
Pero la borrachera de felicidad duró poco, y con el pasar de las navidades, nos fue dejando una “patria nueva” empobrecida, deteriorada, decepcionada y con una desesperanza sin igual.
Hace 15 años teníamos una inflación altísima sí. Hoy está exageradamente desbordada. Sobrepasa el 70% y coloca al país con las únicas proyecciones de decrecimiento en la región para el año 2015, con 1% de caída económica, según previsiones del Fondo Monetario Internacional y la Comisión económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
En el año 98, teníamos una cesta petrolera por el orden de los 10,60 dólares el barril; precio que del 2000 al 2011 osciló entre los 20,18 dólares y los 101,08 dólares, excedente que definitivamente no se aprovechó para el desarrollo y progreso del país.
Hoy el valor de nuestro crudo está bastante por debajo de los 60 dólares calculados en el presupuesto para el año fiscal 2015, lo que representa severos aprietos para la nación, y previsibles desequilibrios económicos para el bolsillo de los venezolanos.
Han pasado 15 años y 15 navidades, y aún queremos disfrutar de “la nueva Patria” de Chávez, o de la “Patria nueva” que sigue prometiendo Nicolás Maduro. Propaganda pura. Engaños, burla y mucho irrespeto.
En 1998 una hallaca costaba BsF. 7,00 y la canasta básica familiar tenía un valor de BsF. 246,58. Este año una hallaca cuesta BsF. 150,00 y en noviembre se necesitaban BsF. 28.141,50 para adquirir la canasta básica, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
Pero no solo la economía está en crisis. La sensación de inseguridad sigue siendo menor a los números reales de muertes violentas en Venezuela. Diciembre del año 98 cerró con cerca de 5 mil asesinatos, cifra que para el 2013 se incrementó a 24 mil 763, según el Observatorio Venezolano de Violencia, lo que es igual a 79 muertes por cada 100.000 habitantes en el país. Parámetros alarmantes considerando que la Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de una epidemia por homicidios cuando son asesinados 10 ciudadanos por cada 100 mil habitantes.
El problema de seguridad en Venezuela es tan dramático como un desastre natural o una situación de guerra, al menos en cuanto al número de víctimas. Una verdadera tragedia que nos convierte en el segundo país, sin conflicto armado, más violento del mundo. Realidad, ésta, que ha obligado a muchos compatriotas a buscar paz y tranquilidad fuera de nuestras fronteras y que, definitivamente, importa muy poco a la “Revolución bonita” que llegó en el año 98 prometiendo una “nueva patria”, y que en 15 años solo nos ha dejado destrucción y desesperanza.