Como era de preverse los venezolanos comenzamos el 2015 haciendo largas colas para comprar leche, azúcar y café. Con los anaqueles de las farmacias repletos de algodón, pero con 60% de escasez de medicinas. Con el precio del barril de petróleo a 47,05 dólares el barril, la inflación por encima de 80% y el anuncio de una gira presidencial desesperada que, sin lugar a dudas, traerá pan para hoy y dejará hambre para mañana.
En 2012 el fallecido presidente Chávez prometía defender y consolidar la independencia nacional. Proponía “convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe”. Hoy estamos endeudados, quebrados y más dependientes que nunca del imperio chino a nivel económico, y subordinados a las decisiones políticas del Castro-comunismo.
Durante más de 7 años tuvimos la bonanza petrolera más larga de nuestra historia, pero a diferencia de los demás países miembros de la Opep no ahorramos el excedente, y hoy estamos sufriendo las consecuencias. Nada parecido a la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y mayor suma de felicidad” por la que votaron “7,5 millones de venezolanos” en el 2013.
Pero no solo hay espinas en el largo camino que aun recorremos para alcanzar el cambio que merecemos. Aún hay oportunidades de oro para reconstruir a esta hermosa tierra llamada Venezuela, tan golpeada y malquerida desde hace 15 años. Tenemos un proceso electoral en puertas que puede llevarnos a la reinstitucionalización del Estado, y a partir de allí:
1. Devolver la soberanía al pueblo venezolano.
2. Combatir la inflación y alto costo de la vida.
3. Acabar con la escasez y eliminar las captahuellas.
4. Para la regaladera de nuestro petróleo.
5. Hacer contraloría a todas las instituciones del Estado para castigar la corrupción.
6. Desmantelar los grupos armados que generan violencia política.
7. Despartidizar la Fuerza Armada Nacional.
8. Devolver poderes a los gobernadores, alcaldes y concejales.
En la unión está la fuerza. Tenemos que mantener las esperanzas en el cambio político, social y económico que queremos. En nuestras manos está alcanzar la mayoría en la Asamblea Nacional. El Régimen está colapsado, dividido y debilitado. Es nuestra oportunidad Venezuela. Juntos hacemos la diferencia.
¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!