¿En qué quedó al principio de que si a uno lo agreden, debe ofrecer la otra mejilla?
El papa Francisco causó tremendo revuelo al decir durante su vuelo a las Filipinas que hay límites a la libertad de expresión, especialmente cuando se ridiculiza y ofende la fe de alguien. Y generó más conmoción todavía al agregar que si un buen amigo habla mal de su madre, “puede esperar en respuesta un puñetazo”.
El Vaticano aclaró prestamente que Francisco no estaba justificando de modo alguno el ataque terrorista contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo tras publicar caricaturas burlonas sobre el profeta Mahoma. Y el pontífice, que ha condenado toda forma de violencia cometida en nombre de Dios, afirmó que los ataques fueron una “aberración”.
Pero su respuesta generó interrogantes en torno a la exhortación de Jesús a sus discípulos durante el Sermón de la Montaña y a si para el papa argentino, de origen italiano, cree que no corresponde ofrecer la otra mejilla si le insultan a su querida madre.
“Obviamente no estaba justificando la violencia”, sostuvo el viernes el portavoz del Vaticano, reverendo Federico Lombardi. “Aludía a una reacción espontánea que uno puede tener si se siente profundamente ofendido. En ese sentido, se ha puesto en duda tu derecho a ser respetado”.
El reverendo Robert Ghal, teólogo moral de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, hizo notar que Francisco no dijo que él habría golpeado a su amigo por insultar a su madre. Dijo que su amigo podría esperar un puñetazo, pues sabía que había rebasado una barrera moral y que debía ser más cuidadoso y cortés, y evitar ofender.
“El papa no va a devolver un golpe”, dijo Gahl. “Se sobreentiende que un papa, que se supone representa a Jesús, no va a apelar a la violencia”.
¿Quiere decir esto que Francisco, un argentino de origen italiano, hubiera ofrecido la otra mejilla, como pidió Jesús, y habría ignorado la ofensa?
No necesariamente. Gahl explicó que, si bien Jesús exhortó a sus discípulos a ofrecer la otra mejilla, lo hizo para enseñarles una nueva forma responder a las provocaciones que hasta entonces habían generado el uso de la tesis de “ojo por ojo, diente por diente”. Ghal dijo que Jesús se defendió a cabalidad apelando a la razón y a las leyes cuando fue atacado por sus inquisidores.
“Claramente la Iglesia Católica nunca aceptó la pasividad”, manifestó Gahl, acotando que se le permite a los cristianos ser policías y soldados y se los alienta a defenderse a sí mismos, aunque sin apelar a represalias violentas.
“La respuesta adecuada de un cristiano va más allá de ofrecer la otra mejilla, que es una invitación a ser golpeado nuevamente. La respuesta cristiana es más compleja”, explicó.
Lombardi, quien es un jesuita italiano, dijo que comprendía por qué Francisco usó el ejemplo de su madre para exponer su punto de vista, en aparente referencia al hecho de que los hombres italianos tienden a ser muy apegados a sus madres incluso de adultos.
Francisco habla con frecuencia en tono reverente del papel que su madre, y más todavía su abuela, tuvieron en su infancia en Buenos Aires, siendo él el mayor de cinco hermanos. Dijo que su madre le enseñó sobre la ópera y a cocinar luego de quedar confinada a una cama tras el nacimiento de una de sus hermanas. Su abuela Rosa le enseñó a rezar y aún hoy lleva consigo en su brevario, o libro de oraciones, una copia de una oración que ella compuso de joven.
“Empleó el ejemplo clásico que nos viene a la mente a todos: no hablar mal de nuestras madres”, expresó Lombardi entre risas. “Aparentemente las cosas son así también en Argentina”.
Por NICOLE WINFIELD, Associated Press