La necesidad de adquirir los grandes ausentes en la mayoría de los anaqueles del país se incrementa con el pasar de los días. “Gracias a Dios” -como dijo una señora en la cola- que en el Abasto Bicentenario ubicado en Alta Vista, había aceite comestible, arroz, harina de maíz, mantequilla y papel higiénico. El lado oscuro del asunto, como siempre, es la incomodidad y el cansancio por la espera bajo el inclemente sol. Jossie Naim Malavé/ Nueva Prensa Guayana
Es válido recordar que el año pasado las colas frente al establecimiento de Pdval, también ubicado en Alta Vista, y al Abasto Bicentenario, eran kilométricas. Incluso, desde la noche se podían observar personas “cuidando su puesto” para el otro día. Y hasta hubo quienes hicieron de eso un negocio para ganarse la vida.
“Los bachaqueros” o “revendedores” se valieron de la situación para agudizar la crisis, mientras que la desconfianza entre los ciudadanos ganó terreno, generando así el fenómeno social de las “compras nerviosas” e innecesarias al momento. Ante todo este recuento, vale la pena preguntarse la efectividad de las medidas gubernamentales para contraatacar “la guerra económica en el país”; tales como el sistema biométrico y la regulación de las compras condicionada al terminal del número de cédula.
En Abasto Bicentenario
Entre críticas y recelos por parte de los consumidores en todo el país, la red de Abastos Bicentenario implementó a mediados del año pasado el sistema biométrico conocido como Captahuellas para el Abastecimiento Seguro (CAS). La idea principal fue erradicar el “contrabando”, ya que está en juego la seguridad alimentaria y la calidad de vida de los venezolanos. De hecho, según el ministro para la Alimentación Yván Bello, se prevé que para el primer trimestre de este año se instale el sistema CAS en los abastos restantes.
A principios del mes de diciembre llegó el sistema captahuella a las ocho cajas registradoras de la sede del establecimiento gubernamental en Alta Vista. Un promedio de 1.200 y 1.500 personas se atienden diariamente, lo que da un total de 37 mil clientes al mes, según afirmó el ministro durante su última visita a la ciudad, cuando junto al vicepresidente para la Seguridad y la Soberanía Agroalimentaria, Yván Gil, y el gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, reinauguraron la sede por segunda vez.
Una trabajadora del local informó que gracias a la incorporación del captahuellas “las colas se han reducido” significativamente. Comentó que antes de esto -cuando sólo se regían por el terminal de la cédula de identidad-, la viveza de la gente llegó al extremo de que algunos usaban múltiples documentos de identidad para comprar en exceso.
Por ahora, la medida ha sido positiva. En medio de la crisis que hay en el país ante la desaparición de los productos de la canasta básica y alimentaria, el orden es imprescindible. En la sede del Abasto Bicentenario se atienden por dos números al día, luego, durante el fin de semana se rotan todos los dígitos para facilitar el acceso a la persona que no pudo ir el día correspondiente.
En cuanto al número de despachos que reciben, la trabajadora acotó que semanalmente son abastecidos. Claro está, no es el paraíso soñado donde se consiguen los anaqueles llenos de múltiples productos y variaciones. La pregunta más común es: “¿Cuántos puedo llevar?”, y la respuesta que le sigue marca la pauta. Pueden ser dos harinas y dos aceites pero un sólo paquete de papel higiénico.
La carne y el pollo no se consigue muy fácilmente, aún por tratarse de establecimientos gubernamentales, se puede escuchar la respuesta “no señora, no hay”.
En Pdval
Desde octubre del año pasado, el punto de Pdval que está ubicado en Canaima es el único en el estado Bolívar que tiene en funcionamiento el sistema captahuellas. Todos los demás se rigen por el terminal de la cédula (dos números de lunes a viernes, mientras que el sábado pueden ir quienes no tuvieron la facilidad de asistir durante la semana).
Cabe destacar que a través de seis cajas registradoras se atiende un promedio de 400 a 500 personas por día, según comunicó el ente a través de sus publicaciones de prensa. La gente viene y va, y muchos tienen una cita fija con el establecimiento según el último dígito de su número de cédula semana tras semana.
Actualmente la gente puede conseguir en el sitio enlatados, leche líquida y en polvo, lácteos, pernil, mortadela, entre otros productos. Empero, en cuanto a la carne y el pollo se está a la expectativa de cuándo va a llegar un nuevo lote. Aunque las colas en Pdval también se han reducido, resta un largo camino por recorrer. Una fuente ligada a la institución expresó que los niveles de distribución varían de acuerdo al inventario del Despacho del Centro de Distribución.
También informó que existe un plan de expansión para el estado Bolívar; en el municipio Heres hay una sede en construcción. Mientras que en el municipio Caroní hay dos establecimientos; uno en Los Samanes (Alta Vista) y otro en Sidor. En el pueblo Guri hay uno, en el municipio Piar hay otro, y en Canaima también.