O el hígado, o el riñón, o el pulmón. O la válvula cardíaca, o la córnea. En el país entre 3 mil y 4 mil personas aguardan por algun órgano, por algún tejido. No es una espera cualquiera: es un trance angustioso por un trasplante que les permita sobrevivir, o al menos mejorar su calidad de vida. Mientras tanto, tienen que estar preparados con muchos exámenes necesarios. Algunos conectados a una máquina de diálisis por horas, un día sí y uno no. Y ahora, más que antes, tienen que inyectarse una sobredosis de paciencia. El Tiempo
De a poco, Venezuela iba aumentando el número de donantes de órganos de fallecidos a vivos: en 1999 fueron 22, y en 2009, 91. Quiere decir que la tasa de donantes por millón de habitantes (dpmh) pasó de 1,2 a 3,2 en 10 años. Y siguió incrementándose hasta 2012, cuando tocó un techo que ha sido cuesta arriba superar: 4,51 dpmh (134 donantes).
Aunque varias veces retrocedió (ver gráfico), entre 1999 y 2013 el indicador creció 2,5 puntos. Un saldo positivo, a pesar de que siempre estuvo lejos de los 5 dpmh, meta que se había trazado la Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela (Ontv), en la cual el Ministerio del Poder Popular para la Salud delegó, desde 1999 y hasta 2014, la responsabilidad de procura y asignación de órganos en el país.
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