Esta fue frase pronunciada por el Presidente Maduro durante su alocución a la Asamblea Nacional, en el momento en que se estaba refiriendo a la caída de los precios del petróleo, dicha sea de paso con cara de sobrao, de miren la genialidad que se me acaba de ocurrir, para agregar ante la escasez más que evidente de dólares en este año: ¡Dios proveerá!
El Presidente Maduro se bajo del avión luego de la exitosiiiima gira para contarnos a los venezolanos un cuento chino y decirnos que no hay…
Si se pudiera hacer un resumen de lo dicho en más dos horas de “discurso” es que: seguirá la escasez, se pronunciará la inflación, el sector productivo seguirá paralizado, continuará el gasto público en alza, no aparecerán los dólares. Es decir, se manifestó una clara voluntad de no hacer nada. El Presidente se fue de reposo.
Esto estimados lectores, es justo lo que era nuestra expectativa sobre esta comunicación del Presidente. Porque él está incapacitado para hacer lo que el país necesita para salir de la crisis gigantesca a la que nos ha llevado 16 años del régimen chavista.
Porque para salir de la crisis lo que se necesita, al contrario de lo que muchos especialistas, economistas y opinadores piensa, no son unos medidas económicas que cumplan con criterios mínimos de racionalidad económica, sino un cambio de régimen, de modelo, abandonar la óptica del socialismo del siglo XXI a la cubana que impuso “el supremo”. Por la sencilla razón de que en caso de que hubiese alguna posibilidad de que el Presidente tomara alguna medida con una pizca de sensatez, no funcionaría, porque no hay confianza, no hay garantías de los derechos de propiedad, porque no hay un sistema judicial confiable, por la distorsión perversa de los mercados laborales, por la fractura misma del gobierno entre los grupos del oficialismo, entre otras tantas razones que podemos seguir listando y que son conocidas por todos ustedes, pero que se resumen en que no hay INSTITUCIONES QUE RESPALDEN UN ESTADO DE DERECHO.
La Presentación del Presidente al Congreso no es más que el camello mal ensamblado que pudo armar en una negociación con los grupos internos del oficialismo -eso es lo que hay-, a pesar de que eso signifique, que estas medidas al revés son sin lugar a dudas un aceleramiento de la caída del país en una crisis general de incalculables proporciones y que tendrá consecuencias políticas y sociales inimaginables. Dios proveerá.
Lic. En Historia Economista Profesor Titular Dr. Pedro Vicente Castro Guillen