Muchos chavistas pensaron que al impulsar el socialismo en Venezuela la pobreza se erradicaría y la justicia social prevalecería por años en la tierra de Bolívar, pero no hay nada más alejado de verdad que esa premisa. El pueblo chavista ha puesto los votos, la fe y la esperanza de vivir mejor, pero los jerarcas del gobierno son los únicos que han venido disfrutando de las mieles del poder.
El modelo socialista del siglo XXI distribuye la riqueza para Ministros, enchufados y empresas de maletín del gobierno y le dejan la pobreza al pueblo para que vayan hacer cola, sufran con la inflación más alta de Latinoamérica y vivan con un pírrico sueldo mínimo que ni Haití uno de los países más pobres de la región lo tiene.
Para nadie es un secreto que el petróleo ha sido la chequera de la revolución, ellos se enriquecieron robando al estado y hablando del pueblo. Todos mencionan al pueblo y por detrás se roban lo que le pertenece al soberano. No hay nada más falso que ver a Diosdado Cabello presidente de la Asamblea Nacional, Rafael Ramírez ex presidente de (PDVSA) el Gobernador Vielma Mora, el alcalde Jorge Rodríguez, etc., hablar del pueblo y de todas las penurias que se viven en los barrios de Venezuela.
Seguir apoyando estas inmoralidades es traicionar el legado de Bolívar para que unos corruptos, amigos de narcotraficantes y lavadores de dólares se enriquezcan a costilla de los más humildes, es el momento para rechazar a todos los hambreadores del pueblo, para que paguen por sus delitos y le respondan al pueblo por esa burla que en los últimos 15 años le hicieron.
De que vale ser revolucionario ¿para hacer cola para comprar comida? ¿Para tapar toda la corrupción del gobierno? ¿Para ser cada día más pobre? ¿Para pelear con la oposición, pero defender a los chavistas ladrones? Ser revolucionarios con esos principios es ser cobarde, porque quien defiende sus derechos los defiende ante cualquiera, no es un tigre con la oposición y una oveja con el gobierno.
En este mismo sentido podemos decir que hay dos clases de chavistas los que se enriquecieron en los ministerios, con los negocios del gobierno y los otros que no consiguen leche de cartón, no tienen cemento en el barrio y no consiguen los productos de la canasta básica.
Mientras exista esta diferencia el chavismo está confinado al fracaso porque es más de lo mismo, no cambia nada de otros gobiernos que ellos critican todos los días. Si los pobres no abren los ojos se sumirán en un mar de pobreza que ni en 50 años podrán salir, el socialismo es hambre para el pueblo y riquezas para sus jerarcas, no crean en cuento de camino es hora de derrotar la pobreza y eso lo logreamos derrotando al socialismo del siglo XXI en manos de Nicolás Maduro “el viajero”.