Una falla cometida por la oposición frente al régimen ha sido su inconsistencia estratégica para mantener acciones que le permitiese cumplir el objetivo de llegar a las grandes mayorías.
Ejemplo de esta falla se constata en la actitud de todos los candidatos presidenciales: Salas Römer en el 1998, Rosales en el 2006, Capriles en el 2013 que una vez culminado el proceso abandonaron al electorado opositor que los apoyó con entusiasmo dejándolo a la deriva sin dirigencia a la cual seguir. Se refugiaron en sus enclaves regionales en vez de asumir un liderazgo nacional, sobre ese 40% de electores opositores que llegó a alcanzar el 48% en el 2013, una cifra nada despreciable.
Esa inconsistencia se constata en la falta de planes de la dirigencia opositora para llegar a los 43.000 Concejos Comunales los cuales en su gran mayoría trabajan por el bienestar de sus comunidades sin consideraciones partidistas. No han existido planes específicos de la oposición que se conozcan, para contactarlos y apoyarlos en sus planes y proyectos.
Se observa igualmente la falta de presencia de los partidos opositores en la mayoría de los barrios y zonas populares. En el siglo pasado no había pueblo por pequeño que fuese que no tuviese la casa del pueblo de Acción Democrática o la casa verde de Copei, sitios emblemáticos de la fortaleza del bipartidismo democrático. Los dos grandes partidos contaban con líderes regionales, municipales y comunitarios al igual que líderes sindicales y gremiales. En la actualidad los partidos opositores cuentan con muy poca presencia a nivel de regiones y municipios en manos del partido oficialista.
No en balde las encuestas nos hablan de un gran descontento popular con el gobierno a quien se acusa de la escasez y la inflación existentes en el país. Sin embargo ese descontento no ha sido capitalizado de manera eficiente por la oposición. Los descontentos han ido a engrosar las filas de los que se autocalifican como independientes. ¿Por qué será?
La respuesta está en las fallas de la cual hablábamos en los párrafos anteriores: falla en asumir liderazgos a nivel nacional; carencia de presencia física en las zonas populares; falla de organización partidista más allá de los pocos ámbitos regionales y municipales que controlan; falta de comunicación con las instituciones creadas para atender proyectos en beneficio de la comunidades.
A todo lo anterior debemos agregar que erróneamente la oposición se ha circunscrito a la actividad exclusivamente electoral ignorando que la propia constitución especifica otras acciones y fines cuando de lidiar con un régimen intolerante, militarista y abusador como el actual gobierno se trata.
Los líderes opositores han ignorado que frente a las dictaduras se requieren a veces métodos de lucha más enérgicos para colocarla a la defensiva y obligarla a ceder e incluso retroceder. Así fue en el pasado no tan lejano, tanto en Venezuela como en otros países de la región. Han ignorado la clandestinidad como método de lucha. Entregarse en manos de una justicia inexistente o dejarse privar de la libertad sin resistir no conduce a transitar por el camino hacia la transición deseada.
Juan Antonio Muller
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