De la serie Rendijas
Prefiero una mente sucia que un cerebro lavado.
Sin mi estupidez no tendría tan buen humor.
Para entender que la vida no es números hay que cuantificar lo suficiente.
No me gusta aislarme. Prefiero rodearme de aislamiento.
Ojalá uno pudiera activar la obsesión a voluntad. Para activarla mucho.
La explicación de una obra de arte es muda.
Al ocurrir, la fragilidad se impone a la gravedad.
El carácter del trópico es bastante entrópico.
La mente crea fantasmas para llenar la soledad.
Antes yo tenía menos despuéses.
Cada nuevo aforismo es más explícito y complicado a la vez.
Quien auténticamente duda todo, lo entiende todo.
¿Cómo sería un “control freak” seducido por la anarquía?
Algunas religiones son la mejor forma de llegar al ateísmo.
Cuando todo el mundo habla de una misma cosa, es sano que alguien cambie el tema.
Toda fugacidad atrapada sirve de materia prima.
No me gustan los superhéroes religiosos, pero me encantan los espirituales.
El recuerdo es una sala de edición automática.
Todo lleva su nada consigo.
¿Las palabras tendrán un lenguaje hecho de humanos?
Casi toda la aceleración es gravedad.
La entropía de lo cómico es muy alta.
Una “alternativa” encierra todas las opciones (menos una).
Sobrellevar los momentos aburridos es el fundamento de la aventura.
La compensación no debería ser una moneda espiritual.
Una buena máquina del tiempo tiene que poder traernos de vuelta al presente.
Me gusta llevar la contraria solo cuando tengo ventaja gravitacional.
La música es caídas y sostenimientos.
Muchos buscan la trascendencia en los otros, una trascendencia prestada.
Ser dueño de uno mismo no condona las deudas.
Hubo vida antes de la infancia.
Hay demonios que sin poder no se desatan.
La no-expresión es la única forma de lograr no-crítica ¿O ni así?
Es la calidad del error no el no cometerlos.
En alguna actuación para tu auditorio mental ¿No lo has encontrado vacío?
“A sucede simultáneamente a B” para mí significa: “Uno de los dos ocurrió primero”.
Produzco las mejores metáforas morales cuando escribo sin intención.
Veo algo y lo escribo como ensayo. Lo que pienso como narrativa. Para compensar.
El radicalismo es una tentación que hay que resistir. Pero tienta.
La rabia tiene algo que no tiene la paz: conlleva a la paz.
Oímos la gradación de colores pero no vemos la de sonidos.
Lo susodicho casi nunca se susoentiende.
Estaba escribiendo en mi teclado atropelladamente y por error lo escribí todo bien.
A veces hay que llegar al suelo para retomar el ascenso.
No tengo credenciales para bendecir.
La vida es un largo camino para retornar a la casa de la infancia.
A veces cierro los ojos y me asusta lo que veo.
Nadie percibe la eternidad y cuando está en ella, no percibe.
El “para siempre” cabe en una vida.
Generalmente oculto verdades cuando converso conmigo mismo.
La existencia es algo (no nada ni todo). “Algo” es un término subestimado.
Estamos, más o menos, entre la cima donde nos pone nuestra vanidad y el abismo donde nos sumerge el desinterés de los demás.
La escritura en sí misma es el tema de todo lo que hace. El tópico es otra cosa.
Hasta la estaticidad es un viaje a lo desconocido.
No tengo expectativas de ti, solo espero lo mejor.
Toda solidez es un eco del Big Bang que se deshace eventualmente.
MUJER: ¿Qué estás pensando? HOMBRE: Ahora que lo preguntas, pues “en qué estoy pensando”.
A veces mi escritura es “mi lectura” escrita.
La solidaridad automática es una especie de complicidad.
Entre la repetición de los días está lo fundamentalmente distinto de cada uno.
Hay momentos en los que uno no sabe pero está seguro.
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ILUSTRACIÓN: Lúdico. FOTO: FNN.