Descubre las 11 razones por qué es tan difícil hacer amigos cuando eres adulto.

Descubre las 11 razones por qué es tan difícil hacer amigos cuando eres adulto.

Foto de lavozdelmuro.net
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1. Ahora tienes responsabilidades reales.

Cumplir con tus responsabilidades lleva tiempo y además resulta agotador. Y para colmo todas las personas con las que te gustaría quedar también tienen sus propias responsabilidades.

2. El trabajo es un lugar de camaradería y competencia.





En el colegio se hacen amigos, en el trabajo colegas. Puedes llevarte bien con ellos pero al final estáis en competencia para alcanzar los objetivos, las promociones y los ascensos.

3. Salir con las mismas personas con las que trabajas duele en el alma.

La única cosa peor que un trabajo estresante, es pasar los fines de semana con los compañeros que te estresan. Así no habrá manera de desconectar, el trabajo seguirá presente y tu cabeza acabará estallando.

4. Ya no clasificamos a nuestras amistades por la edad.

La escuela lo hacia fácil, podías pedir un lápiz prestado y hacerte amigo inseparable de un compañero. De mayor tener la misma edad o trabajar en el mismo sitio no es suficiente, hace falta tener gustos e intereses comunes.

5. El nivel de ingresos.

Si, el dinero condiciona la amistad. Tu presupuesto decide qué puedes permitirte y dónde puedes ir. Es difícil hacer amistad con personas que tienen un garaje más grande que todo tu apartamento.

6. La pareja.

Una vez que uno tiene una pareja con la que pasar el tiempo, es difícil hacer nuevos amigos. El tiempo del que dispones se lo dedicarás a el/ella o a tus amigos de siempre. Eso si es que tus amigos de siempre le caen bien, claro.

7. Y luego llegan los niños.

Como todos sabemos, jugar a los médicos acaba con una visita al pediatra. Los hijos son una bendición pero acaban con tu vida social, al menos para los próximos 20 años.

8. Te has vuelto exigente.

No es culpa del universo que no puedas hacer amigos, es que con las responsabilidades, la familia y el trabajo cuentas con muy poco tiempo y no se lo vas a dedicar a cualquiera. A diferencia de la universidad, la gente que es demasiada rara, dramática, necesitada, o alocada cuando bebe, quedan totalmente descartadas.

9. Hay que saber venderse y ser interesante.

Cuando eres joven, todo lo que necesitas para hacer amigos es proximidad. La misma clase, el mismo grupo de idiomas, vivir en el mismo barrio y… ¡zas! amigos para toda la vida. Pero ahora de adulto, después de cruzarte medio mundo en busca de trabajo, nadie te conoce y te ves obligado a contar tus últimos 30 años de forma fresca e indiferente, sonando interesante. Es como si estuvieras condenado a vivir la peor entrevista de trabajo de tu vida, una y otra vez.

10. Los adultos tienen secretos.

Después de 30 años has tenido tiempo suficiente para desarrollar tus intereses. Probablemente intereses extraños. Todos mostramos al mundo un humor, una personalidad y unos gustos superficiales que iremos descubriendo poco a poco cuando ganemos confianza. Y ahí esta el peligro, cuando por fin adquieres confianza, puede que no te guste lo que guarda en el fondo de su armario.

11. No ponemos todos los huevos en la misma cesta.

Nunca volveremos a tener aquellos gigantescos grupos de amigos del colegio. La edad adulta nos obliga a cumplir con muchas obligaciones y a estar presentes en miles de círculos como para permitirnos tener una panda de amigos íntimos.

Eso no significa que no tengamos amistades, sino que estarán dispersas entre si y tendrán etiqueta. Juan, “el amigo del gimnasio”, Miguel “amigo del club del libro”, Luis “el amigo de las motos”.

Por tanto, puede que sea difícil hacer amigos después de cumplir 30 años, pero tal vez deberías salir de tu zona de confort, y apuntarte a nuevas actividades. Al fin y al cabo nadie va a acercarse a pedirte que seas su amigo nunca más.

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