El señor sigue comentando: “Los bachaqueros venden los números en diez mil bolívares y la gente lo compra porque no consigue neveras, televisores, lavadoras. Muchos se están haciendo ricos, hasta yo estoy pensando dejar de trabajar para meterme a bachaquero, porque como vigilante el dinero no me alcanza”. Seguí recorriendo comercios y en la mayoría, efectivamente, no hay productos de línea blanca, es decir, que si usted se le daña la nevera y no consigue el repuesto, que es otra de las calamidades que debemos enfrentar, pues le costará mucho conseguirla y si la halla, quizá tenga que pagar sumas exorbitantes a los revendedores.
Igual sucede con las baterías para los vehículos, ya han instaurado un servicio exprés: cobran hasta 6 mil bolívares, con la comodidad de que van hasta la casa o al trabajo, te la instalan con la única condición de entregar la dañada. Leía hace unos días que en un operativo de venta de cauchos, muchos hicieron cola sin saber que se exigía que el carro estuviese a nombre del comprador. Narraba un muchacho que el carro era de su papá, un señor de 85 años, por lo que él se ocupaba de esas tareas, pese a su argumento, perdió 14 horas de cola porque no le permitieron la compra. Ya es conocido que los productos de la cesta básica los venden con sobreprecio, en kioscos, en la calle, muchos se ven obligados a comprar porque no pueden destinar parte de su vida a hacer colas para adquirir lo que salga. Estas insólitas historias no son dignas de un país serio. El gobierno sigue esgrimiendo la “guerra económica” para justificar la escasez, menospreciando la inteligencia de los venezolanos y de los que desde el mundo se enteran de esta absurda, vergonzosa y lamentable situación. La gente decente sufre en silencio, mientras los corruptos están de fiesta.
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv