Entonces, obligados por la circunstancias yantes que los dejen sin el pote de leche ni los pañales, se bajan de la mula para no tener que llegar a su destino impotentes, indignados y con las manos vacías. Un verdadero viacrucis. El drástico racionamiento del consumo implantado por el gobierno, con todo tipo de controles, está degenerando en hábito y ha condenado a los venezolanos a una feroz lucha por la vida, desde su fase más primitiva: la alimentación. La población está condenada a morirse de hambre. Maduro anda como un indigente, pidiendo a gobiernos aliados que envíen alimentos. “El bueno” de Evo se va a desprender de parte de sus reservas de leche en polvo para devolvernos algunos favores. La vida del ciudadano común y corriente es de grandes privaciones. En Venezuela hay ganas de comer y de consumir todo aquello que el gobierno no considera indispensable proporcionar al pueblo. Además de comida, verdad y libertad para conocerla.
Transición pacífica
Cuando el comunismo de estilo soviético -en el que se basaba la revolución cubana y ahora en la revolución bolivariana- se volvió una fuerza trasnochada, su mayor enemigo ha sido y es la libertad. Maduro, que es el caso que nos concierne, se ha convertido en el gran cancerbero del pueblo venezolano, eso lo entienden los demócratas en el mundo, por eso el ex presidente del gobierno español, Felipe González, en un gesto que lo enaltece como estadista anuncia que abogara por la defensa de los presos políticos, empezando por el alcalde metropolitano Antonio Ledezma y el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López. González vendrá junto al ex presidente chileno Ricardo Lagos y el ex mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso. Las gestiones políticas de esos líderes en la crisis venezolana significarán el comienzo para la ansiada transición pacífica. ¡Apúntenlo!
Tic tac
Guerra psicológica: la campaña de rumores sobre niños secuestrados en Petare ha sido fraguada en Cuba, para responsabilizar al alcalde Carlos Ocariz. Según la fuente, tienen todo el montaje listo para meterlo preso después de Semana Santa.