Argentina rechazó las críticas de Estados Unidos a la marcha de su economía y reiteró su apoyo a Venezuela recientemente sancionada por Washington al considerarla una amenaza a su seguridad nacional. AFP
En un comunicado la cancillería recordó que el viernes “la subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, emitió una opinión negativa sobre la marcha de la política y la economía Argentina. Para Jacobson, la economía Argentina está ‘en muy mala forma'”.
“A diferencia de Estados Unidos de Norteamérica, la República Argentina no suele opinar acerca de las cuestiones internas de otros países aunque si critica y seguirá criticando la injerencia en los asuntos internos de otros países”, señala el texto.
Jacobson se había referido en Washington al respaldo de América Latina aVenezuela y a la situación económica argentina cuando restan días para la Cumbre de las Américas que se celebrará la semana que viene en Panamá.
“Resulta curioso que los representantes de EE.UU. se refieran al Estado de la economía de los restantes países pasando por alto el influjo determinante que tienen sus propias decisiones de política económica sobre la economía mundial”, destacó el gobierno de Argentina al remarcar que la crisis “se originó pura y exclusivamente en el corazón del sistema financiero estadounidense”.
“Solo una visión parcial puede afirmar que la economía argentina se encuentra “en muy mala forma”. Claro que Estados Unidos nos tiene acostumbrados a este tipo de excesos”, señaló.
En ese sentido la Cancillería sostuvo que “nadie en el continente se olvida” de gobiernos de izquierda, como el del chileno Salvador Allende, el guatemalteco Jaboco Arbenz, o el dominicano Juan Bosch “todos ellos, al igual que Venezuela, declarados una ‘amenaza a Estados Unidos’ antes de sufrir las trágicas consecuencias que siguieron a las denuncias contra dichos líderes populares”.
“Tampoco se olvida el pueblo argentino que la última vez que los funcionarios de EE.UU. vieron a Argentina en “muy buena forma”, durante la década de 1990, el país terminó en la peor crisis política, económica y social de su historia” en 2001.
Argentina sostuvo que en la actualidad “no busca ser el mejor alumno de los EEUU” y llamó a “no dejarse atemorizar por expresiones falaces de funcionarios extranjeros”.