La próxima Copa América se juega en uno de los países más sísmicos del mundo

La próxima Copa América se juega en uno de los países más sísmicos del mundo

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En Chile, uno de los países más sísmicos del mundo, se vive con una certeza: en cualquier momento puede ocurrir un terremoto y esa preocupación se trasladará a la próxima Copa América de la que el país sudamericano será anfitrión.

por Paulina ABRAMOVICH/AFP





Con un promedio de cinco a seis eventos por día –no todos perceptibles por la población- lo más probable es que durante las tres semanas que se extenderá la Copa América, entre el 11 de junio y el 4 de julio, se produzca un temblor de mayor intensidad.

Por tal motivo, la organización del torneo ya trabaja en desarrollar un plan especial de seguridad.

“Se está trabajando un plan de seguridad con la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi)”, dijo a la AFP el director de Comunicaciones del próximo torneo, José Antonio Giordano.

Antes de que arranquen los partidos, los hinchas verán proyectado en las pantallas de los estadios un video educativo que les enseñará cómo actuar en un caso de sismo.

“Se producirá un video educativo y preventivo sobre cómo actuar en caso de un sismo, el cual será proyectado en todos los partidos del torneo y en otras instancias”, agregó Giordano.

Con varios terremotos frescos aún en la memoria, la mayoría de los chilenos sabe cómo actuar ante un sismo de envergadura.

A los niños en los colegios se les entrena para cubrirse la cabeza y ubicarse por debajo de sus asientes en caso de un temblor fuerte. La mayoría de los establecimiento educacionales ensaya, además, varias veces al año los planes de contingencia y se elaboran brigadas de padres para la rápida evacuación ante emergencias.

– Cultura sísmica –

Chile ostenta el triste récord de haber albergado en su territorio al mayor terremoto ocurrido alguna vez, que con una magnitud de 9,5 grados arrasó la ciudad de Valdivia (sur), en 1960.

El movimiento convergente de las llamadas placas de nazca y Sudamericana es la responsable de la mayoría de los temblores que ocurren en Chile.

La madrugada del 27 de febrero de 2010, un potente terremoto de 8,8 grados de magnitud -el sexto más potente de la historia- dejó más de 500 víctimas fatales y daños por 30.000 millones de dólares.

Un posterior tsunami arrasó a decenas de pueblos sobre las costas del Pacífico.

En abril del año pasado, otro temblor de 8,3 grados sacudió al norte del país, dejando cinco muertos.

Con el recuerdo fresco de esos sismos, los chilenos están cada vez más atentos a la información sísmica y dispuestos también a tomar medidas de prevención.

En balnearios como los de Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar y Concepción –que son sedes de la Copa América- abundan hoy los carteles que indican las zonas seguras de evacuación y se instalaron sirenas para alertar a la población en caso de la ocurrencia de un tsunami.

En el campo de la arquitectura y construcción antisísmica Chile también está adelantado.

El sismo de febrero de 2010 afectó a sólo un 0,3% de los casi 10.000 edificios en Santiago, con apenas un par de estructuras colapsadas, como consecuencia de la puesta en marcha de rigurosas normas de construcción y una innovadora tecnología de disipación sísmica.