En medio de un clima caluroso y una agobiante cola, guayaneses esperan, en diferentes paradas de la ciudad, un autobús que finalmente les transporte a casa, o al menos que les acorte el camino. Sin embargo permanecer en el lugar no es lo único que preocupa, ya que cada vez es más recurrente que los delincuentes ingresen en la unidad. Eldrys Valenzuela/ Nueva Prensa Guayana
Alcides Salazar trabaja en Unare y al culminar su jornada toma un “directo” que lo deja en frente del Centro Comercial Santo Tomé de Alta Vista, el hombre que espera pacientemente un autobús que lo deje en la Clínica Manuel Piar, en San Félix, afirmó que su recorrido hasta llegar a casa le toma una hora y media.
¿Traslado seguro?
Alcides y Eresi Pérez no han sufrido ningún robo dentro de una unidad de transporte “gracias a Dios”, señalaron, aunque sí consideraron que hasta ahora no existe ningún medio de traslado seguro para los pasajeros.
Una mujer, cuya identidad prefirió resguardarse, indicó, en medio de la muchedumbre que esperaba en la parada de la Torre Caura, que “esto está mal” señalando a la gente que corría para no perder el Transbolívar con ruta al Cruce La 45. “Aquí nada es seguro” dijo refiriéndose a la delincuencia existente en el transporte público y privado.
Debajo de un árbol y sin ningún apuro, Ramón Vásquez, habitante de San Félix manifestó que es confiable abordar cualquiera de los medios de transporte que ofrece la ciudad, pero recalcó el poco flujo de vehículos para poder dirigirse a algún sitio, ya que él baja a Puerto Ordaz para realizar diferentes compras, “los autobuses normales – los microbuses más viejos de la zona – casi no hacen transporte”, mencionó Vásquez.
Por su parte, choferes con ruta de Alta Vista-Unexpo, concuerdan con que la inseguridad es perenne, pues “todos estamos expuestos” a la hora de ser víctimas de un robo o ataque por parte de los delincuentes, destacó Francisco Agámez. El oriundo de Caracas tiene cinco meses cubriendo la zona universitaria y ha sido objeto de tres atracos dentro de la unidad.
José Fermín y Luis Aguilera, colector y chofer, respectivamente, de otro autobús con un trayecto similar al de Agámez, no opinaron lo mismo, ya que ellos no han sufrido ningún episodio violento en el tiempo que llevan desempeñando sus roles (cuatro y un año, respectivamente) en diversos sitios de la zona guayanesa, además consideran que existe cierta seguridad en el transporte público.
Prefieren rutas universitarias
Francisco Agámez, cuyo oficio lo desempeña desde hace 25 años, explicó que “los malandros saben a quiénes roban”, ellos (ladrones) esperan que los estudiantes aborden el autobús por Alta Vista o zonas aledañas para despojarlos de sus pertenencias desde una moto, la razón de esto es que los jóvenes son personas pacíficas y no pondrán resistencia. “¿Tú crees que ellos van a meterse desde Toro Muerto? ¡No! Ellos saben qué hay allá, así que para allá no se meten”, contó.
En contraparte, Fermín hace un llamado de consciencia a los estudiantes, ya que ellos mismos saben a lo que están expuestos y “andan sacando esos celulares carísimos” para provocar, dijo el colector.
El pasaje
Tanto trabajadores de los microbuses de Ciudad Guayana como frecuentes pasajeros de las unidades de transporte, resultan afectados al mencionar el costo del pasaje, claro está que por razones distintas.
Uno de los asuntos en cuestión es el del abuso que muchos transportistas realizan al aumentar, por su cuenta, el precio del traslado, pues los ciudadanos notificaron que después de las 4:00 pm deben pagar desde 10 hasta 40 bolívares para San Félix, mientras que en Puerto Ordaz cobran entre 8 y 10 bolívares; el costo del pasaje es de bs 6,50 en unidades de categoría B y de 7,00 en los de la A.
A los choferes los golpea otra realidad, ya que ellos afirman que aunque el pasaje se encuentre en 15 bolívares, todavía no alcanza para adquirir los repuestos y por eso muchas unidades han dejado de funcionar, ya que el valor de los repuestos es muy alto.
Llaman a las autoridades
Alcides Salazar recomendó a la alcaldía “colocar uno o dos fiscales para que lleven el orden”, ya que como se debe hacer una cola por orden de llegada para tomar el autobús, muchas veces la situación se pone tensa con los mismos pasajeros.
De la misma manera, Francisco Agámez solicita una explicación al ente municipal sobre el costo del pasaje, ya que un caucho cuesta aproximadamente 14 mil bolívares y hacer un motor 115 mil; este tipo de discordancia entre el servicio brindado y el mantenimiento del vehículo, hacen que Agámez piense que “alguien se debe lucrar”.
¿Qué se roban?
Los choferes de los autobuses afirmaron que los objetos más llamativos para un ratero son celulares, preferiblemente los más costosos, a los muchachos les quitan cadenas de oro, pulseras y dinero, a ellos muchas veces no les quitan el dinero, pero cuando lo hacen se llevan cerca de 2000 bolívares. Los delincuentes esperan que el transporte haga alguna parada y luego se estacionan justo al lado de la puerta de entrada del vehículo, comúnmente son dos los que van en una moto, el que va en la parrilla es el que se sube a cometer el acto delictivo, mientras que el otro lo espera para arrancar.