En esta política inmoral, Cuba ha sido el principal operador y Guyana un protagonista estelar como aliado histórico de La Habana. Mientras le sonríen al “imperio” y confabulados con esta “revolución bonita”, los cubanos le pagan viejas deudas a Guyana con nuestro petróleo y nuestro territorio. Fidel Castro y Guyana sostienen estrechas relaciones desde los tiempos en que Cuba lanzó una intervención militar en apoyo al Movimiento para la Liberación de Angola, siempre se han profesado mutua solidaridad en la OEA y en otros escenarios internacionales. De hecho, el 13 de enero de 1981 el canciller cubano Isidro Malmierca y su homólogo guyanés Rishleig Jackson, firmaron un acuerdo donde Cuba se comprometía a respaldar a Guyana en el diferendo limítrofe con Venezuela, negociaciones que habían sido congeladas durante el primer gobierno de Rafael Caldera. Para honrar ese acuerdo fue necesario esperar 34 años, hasta que finalmente los cubanos lograron ocupar importantes espacios de poder en Venezuela –desde el Palacio de Miraflores hasta las FAN- lo que permitió a los Castro ejercer un poder real, además de amasar una monumental fortuna en complicidad con la boliburguesía chavista.
Parte de esa fortuna está en Estados Unidos, así que recoger firmas contra el decreto de Obama no es un asunto de soberanía. ¡Nada de eso! Hay que gritar duro contra el imperio para que nadie oiga el sufrimiento del pueblo venezolano y sobre todo, para preservar los capitales mal habidos de las cúpulas podridas que entregaron la patria a los cubanos y a sus socios chinos, iraníes, guyaneses, etc. Recogen firmas para desviar la atención de la tragedia que padece la población y para salvar a los corruptos que en nombre de Bolívar han saqueado a la Nación. Este gobierno de Nicolás y Diosdado no sólo perdió popularidad sino la vergüenza, el sentido del ridículo y el respeto de los venezolanos. ¡Unión y cambio!
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.