El presidente cubano, Raúl Castro, elogió el sábado los esfuerzos del mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, por recomponer los lazos bilaterales, horas antes de un histórico encuentro entre ambos en la Cumbre de las Américas que pondría fin a más de medio siglo de hostilidades entre los dos países.
Por Enrique Andrés Pretel y Anahí Rama/Reuters
Los dos líderes fueron conciliadores en la primera sesión del evento interamericano, donde Cuba participa por primera vez desde que fue suspendida por la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando su gobierno se declaró marxista-leninista en 1962.
Después de un encendido recuento histórico sobre la injerencia política y militar histórica de Estados Unidos en la región, el octogenario Castro celebró los esfuerzos de Obama por enmendar los lazos con la isla de Gobierno comunista.
Castro dijo que el mandatario estadounidense es un hombre “honesto” de origen humilde y que no es culpable de las penurias que sufrió el pueblo cubano por el embargo económico y el acoso del que dijo fue objeto la isla por parte de sus antecesores.
“Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad en nada de esto”, dijo Castro en prolongado discurso que cosechó un aplauso cerrado.
“Le reitero al presidente Barack Obama la disposición al diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados dentro de nuestras profundas diferencias”, agregó.
Una fuente de la Casa Blanca dijo que Castro y Obama se reunirán poco después de la foto oficial con los líderes de los países de la OEA.
Obama dijo que la cita abre una nueva era en las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica y pidió dejar atrás la historia de la Guerra Fría, luego de que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, acusara a Estados Unidos de respaldar dictadores y dominar económicamente a la región.
“No estoy interesado en tener batallas que empezaron antes de que yo naciera”, dijo Obama en su discurso frente a líderes latinoamericanos de izquierda como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con quien Washington mantiene tensas relaciones.
“Voy a continuar invirtiendo en crear el tipo de espíritu de relaciones de interés mutuo y de respeto mutuo sobre las cuales creo que se puede avanzar”, agregó.
Castro y Obama sorprendieron al mundo el 17 de diciembre al anunciar su intención de reanudar relaciones diplomáticas y el viernes se dieron la mano sonrientes antes de la ceremonia inaugural de la cumbre en un histórico gesto.
UN LARGO CAMINO
Pero a pesar del clima de distensión, el encuentro entre los adversarios ideológicos es apenas un primer paso hacia la normalización de las relaciones, un plan con muchos pendientes que incluye la reapertura de embajadas, retirar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo y el levantamiento de un embargo económico sobre la isla.
“Estamos seguros que otros pasos se darán, como el fin del embargo, que hace mas de cinco décadas hace víctima al pueblo Cubano y debilita el sistema interamericano”, dijo la presidente brasileña, Dilma Rousseff, en su discurso.
Obama ha manifestado su intención de que se levante el embargo, que impide a Cuba hacer negocios con Estados Unidos pero también complica el comercio con otras partes del mundo. Sin embargo, es el Congreso estadounidense, dominado por los republicanos, el que puede anular la medida.
Nunca antes una cumbre de las Américas, que lleva siete ediciones, había creado tanta expectativa y esperanzas de que se abra un nuevo capítulo en las relaciones regionales, pese a que la tensión entre Venezuela y Estados Unidos sigue proyectando sombras sobre el centenario sueño de un región unida e integrada.
Ambos países bajaron ligeramente el tono de su encendida retórica en la antesala de la cita continental, pero no está claro si Obama y su par venezolano conversarán sobre el tema.
Maduro exige a Washington que derogue un controvertido decreto que califica a su país como una amenaza para la seguridad estadounidense, un reclamo que fue fervientemente apoyado por Castro y otros líderes latinoamericanos.
La Casa Blanca ha explicado que la medida es un requisito legal para imponer sanciones sobre siete funcionarios venezolanos acusados de violar los derechos humanos en las violentas protestas que sacudieron a la nación caribeña el año pasado. Obama incluso suavizó en los últimos días el significado de su decisión.
“Es un decreto irracional, desproporcionado, yo no me creo este cuento (…) de que fue una declaración, solamente”, dijo Maduro en su discurso en la Cumbre.
“Estoy dispuesto a hablar con el presidente Obama sobre este tema con respeto cuando él quiera. Le he enviado mensajes a Obama y nunca ha respondido”, agregó. “Lo respeto pero no tengo confianza en usted, presidente Obama”.
(Reporte adicional de Nelson Acosta en La Habana. Editado por Pablo Garibian)
Video vía Globovisión