Ante la necesidad de una ruptura política institucional fundamentada en el hecho que entramos en un verdadero “Estado de Necesidad” es decir de emergencia histórica, donde decidimos si seguimos existiendo o no como república, nuestra mirada llena de angustia y nuestro mensaje se dirige a las FFAA, para exigirles su concurso para, mediante una ruptura militar contra el régimen, establecer una Junta Civil Militar de Transición que nos devuelva la paz y el orden, empecemos a plantear de frente los temas esenciales para nuestro destino inmediato como republica liberada de hampones y populistas depredadores de bienes públicos.
Ya son demasiados, la mayoría diría, los inconscientes que existen cuyas opiniones son dominantes en el ideario público de nuestro país, que no quieren enterarse que Venezuela, de hecho, empezó a hacerse inviable como nación civilizada, si es que continuara el chavismo en el poder y ello en razón de que habría primado, como eje “ordenador “ de todas las relaciones sociales, al interior del territorio que ocupamos transitoriamente, el suicidio de sus elites, por cuanto es un hecho que han venido sumándose o rindiéndose ante la barbarie, que se cubre de “estatista-socialista” para mantenerse en el poder delincuencial de estado-forajido.
Lo que ahora es una realidad inocultable es que este Estado chavista, expresa la tiranía de las mafias que controlan todos los resortes de la vida social, empezando por el sistema de control territorial, donde se pacta de hecho la división por áreas de sojuzgamientos violentos de hamponatos, que las delimitan de forma precisa, para ejercer dominio o reclamos en litigios, llámense Colectivos, Frentes FARC o capitostes policiales y militares, que ya asumen derechos de abuso sobre el aparato productivo, o áreas de poblaciones determinadas, sometidas a los caprichos de la vorágine lumpen rojita, que quiere atragantarse, en el menor tiempo posible, de riquezas y es eso lo que se llama control de las mafias, sean estas financieras, militares de zonas mineras, aduanas, recepción de impuestos, administración de divisas, áreas burocráticas del sector estatal y partidistas en especial la del PSUV.
Un subproducto de este mismo sistema de control mafioso es la ideología que los que están dispuestos a mantener en vida artificial, por vía mediática y de las clientelas opositoras que se conforman con las migajas, la creencia según la cual esto tiene una salida distinta a la necesaria confrontación que supone la sobrevivencia de uno de los dos polos excluyentes por definición.
O prima el chavismo bárbaro agenciando toda clase de intereses bastardos antinacionales, imponiéndose como amorales que son, mediante toda clase de trampas, que animan su siniestro dominio político mafioso sobre el conjunto social, o se impone la irrupción absolutamente necesaria del polo civilizador , que deberá conquistar por la fuerza la primacía sobre estos bárbaros, si es que queremos aun sobrevivir como república sobre este territorio que está a punto de conocer su lógica fragmentación, por cuanto la misión del chavismo desclasado o más bien lumpen desde el poder es el reino del hampa política y social, así se vistan con ropajes de igualitaristas, socialistas, progresistas etc cuando en realidad solo son liberticidas.
No hay debate posible que pueda contra” las razones” del lumpenaje social. El hampa no es civilizada, es la antítesis de la vida civilizada, y su dinámica disolvente y terrorista esta signada por el deseo de reinar en medio del pánico general y eso lleva al dilema: O se le confronta hasta reducirlos a la mínima expresión o nos convertimos todos en vasallos de su imperio de horror. La única otra alternativa es regalarles el país y marcharse a los países que puedan acogernos para tener derecho por lo menos al pan amargo del exilio.
Quien crea que Venezuela tiene una salida distinta a este proyecto elemental de poner orden en esta siniestra parodia de país, de democracia y de economía, entonces es que no ha entendido nada o es parte beneficiada del festín, así sea como parte de ese decorado ridículo de los apaciguadores de oficio, de los apagafuegos, de los dialogantes, de los negociadores de aperturas, etc.
El gobierno de Maduro y sus mafias del PSUV, mantenidos en el poder por la mafia militar, descansa en la “legitimidad” que les da el adorno “democrático” proveniente de los estafadores de la MUD, quienes piden diariamente lealtad a esta constitución chavista, que es la base jurídica de este estado-forajido.
Ya es hora de que caigan todas las máscaras. En Venezuela no hay democracia y no debe “regalarse” de nuevo mientras no tengamos una preparación suficiente para ejercerla, porque después de esta tragedia de los últimos décadas, no puede aceptarse continuar la tiranía de las mafias, ni puede volver a entregarse la autoridad del Estado para ejercer la manipulación de grupos de poder económico, o representando elites políticas clientelares, o intereses de potencias de cualquier tipo que trafican con esos postulados , para legalizar su presencia dominante o influyente sobre nuestro territorio.
Nuestro pueblo ha demostrado que es fácil presa de demagogos, su madurez semeja la de personas adolecentes, atribuladas por fantasías, frustraciones, caprichos o voluntarismos nacidos de quimeras y de sueños. Creo que no puede admitirse por un tiempo hacer valer igual el voto de un beodo inculto y de vida casi animalizada sembrando hijos a incautas jovencitas a las que hace depender de su dinero fácil mal habido, o de sus atributos físicos superficiales, que el sufragio esperanzado y consciente de una maestra de escuela, esforzada madre de familia, que levanta un cuadro de hijos con su pareja de iguales valores, con una moral plena de sacrificios, carencias y así cultores del ahorro y generando día a día buen ejemplo para su familia, sus alumnos y su comunidad.
Coloco este ejemplo en el vértice de un nuevo enfoque sobre nuestro destino político inmediato, porque debemos ser capaces de edificar de nuevo un Estado donde primen los valores inherentes al orden social, a la familia al respeto a las personas preparadas para ejercer funciones públicas, magistraturas etc. Una sociedad productiva debe comenzar por valorar el trabajo el salario digno, la propiedad privada el libre ejercicio de profesiones y oficios, etc.
EL nuevo Estado venezolano, pésele a quien le pese, deberá estar asociado a los intereses globales de las naciones de Occidente y particularmente de la democracia de Estados Unidos que serían nuestra garantía para evitar volver hacer en este charco de excremento político que significa la rochela de los populistas de toda laya alineados con el simplismo de unos supuestos intereses latinoamericanos ,que no son genuinos mientras solo representen las complicidades de las elites políticas venales, que vienen siendo apenas cabrones de la tiranía castrista cubana.
Muchos compatriotas sobre todo en el exilio han perdido las esperanzas de una pronta sacudida que dé al traste con el régimen putrefacto venezolano. Quizá tengan razón pero soy de los que creo firmemente que esta calma chicha solo presagia la inminencia de una enorme tempestad, creativa por supuesto, aunque pase por una fase de confrontación necesaria que limpie el panorama. En el nuevo estado debe desaparecer la figura del político como equivalente a ladrón. Por allí empezaremos.