Titulares como esos son algo ya normal en Venezuela. La violencia se ha hecho demasiado común, tan común que para el gobierno sólo son cifras aisladas que se ocultan para vender la idea que combaten la delincuencia. Pero nada comunes para los padres o hijos de quienes caen víctimas de una violencia que es la herencia de más de 16 años de distorsión social y moral en la sociedad venezolana.
La inseguridad es la principal preocupación de los venezolanos, hasta el punto que apenas ahora, en el marco de la peor crisis que ha vivido nuestro pueblo, es superada por la escasez e inflación como el primer problema que agobia a los venezolanos, según aportan las encuestas serias. Por ejemplo, en el reciente estudio de Varianzas, correspondiente a abril 2015, la inseguridad aparece como el segundo problema más mencionado por los encuestados con el 22,5%.
Pero esa encuesta también nos arroja ciertas luces de la crisis económica, social y de credibilidad que afecta al gobierno. El 67% de los encuestados indica que la situación económica es negativa y el 64,8% señala que la gestión de Nicolás Maduro va por mal camino ¿Qué tiene que ver eso con la inseguridad?
Que en la medida que la crisis económica se profundiza, mayor delincuencia habrá y ante una menor confianza en el gobierno, se incrementa la ausencia de autoridad en los sectores más vulnerables a cometer delitos. Esto es un juego macabro que fusiona crisis, impunidad y carencia de autoridad y confianza en el pueblo.
En Venezuela perdimos la cuenta de la cantidad de planes fallidos y de ministros que han fracasado en el combate de la inseguridad. Nadie escapa de este fenómeno en el país y está bien claro que no hay políticas integrales y coordinadas que permitan creer que este problema es atendido como asunto de Estado.
Lo peor es que cuando los expertos hurgan en los datos que arroja la situación de criminalidad en el país, se encuentran que la mayor parte los delincuentes son jóvenes cuyas edades oscilan entre los 15 y los 25 años. O sea que son el tan cacareado “hombre nuevo” que la revolución iba a crear. Ellos son venezolanos que crecieron con el actual gobierno y se desvirtuaron socialmente también en el actual gobierno.
Y buena parte de los jóvenes en ese rango de edad que no están cometiendo delitos, son víctimas de ellos. No hay control como lo demuestra la ausencia de planes para evitar la realización de los famosos y violentos “Open” en Maracaibo. En nuestra gestión de la democracia social avanzamos en esa materia y logramos minimizar la realización de esas fiestas de la muerte, pero ahora nada se hace para impedir que esos circos de vicio y ocio se reproduzcan en las zonas populares.
La misma encuesta de Varianzas aporta otro dato bien significativo y es que el 73,1% de los encuestados, lo que inevitablemente incluye a chavistas, aspira un cambio que nos devuelva a los venezolanos paz, tranquilidad, progreso y esperanza. Estoy seguro que tú que me lees en este momento eres parte de ese 73,1%. Si quieres un cambio: actívate y participa.
@PabloPerezOf